Tag Archives: Velocidad lectora

Metaanálisis sobre la mejora de la velocidad y fluidez lectora en hispanohablantes

17 Abr

Ya habíamos publicado un meta-análisis sobre mejora de la precisión lectora y ahora ha llegado el turno de las intervenciones para mejorar la velocidad y la fluidez. En este caso, localizamos 15 publicaciones con 16 resultados independientes sobre el tema, que recogen datos de 3020 participantes que cursaban entre el tercer curso de Educación Infantil y el 6.º curso de Educación Primaria. Se ha publicado en Revista de Investigación en Logopedia y el texto se puede encontrar en este enlace.

El resultado general es positivo, con un tamaño del efecto de 0.47. Solo uno de los estudios, que aplicaba una intervención para la mejora del vocabulario tuvo un resultado negativo. En él se enseñaban las mismas palabras al grupo experimental y al grupo de control, la diferencia estaba en la forma de enseñanza. La mayoría (75%) de estos estudios investigaba programas mixtos que combinaban varias intervenciones.

Aunque los resultados eran bastante heterogéneos, el análisis de moderadores encontró pocas diferencias. Las 10 intervenciones que incluían el trabajo de la conciencia fonológica produjeron un efecto (0.55) significativamente mayor que las 6 que no incluían conciencia fonológica (0.28). Curiosamente, las intervenciones en las que se incluía el trabajo explícito de la velocidad lectora obtuvieron un resultado inferior a las que no lo incluían, sin que la diferencia fuera significativa.

Fotografía de Globetrotter19 en Wikimedia Commons

El conjunto de investigaciones en las que las intervenciones trabajaban solo la mecánica lectora o sus precursores (principio alfabético, conciencia fonológica, velocidad de denominación, lenguaje oral) produjo un efecto significativamente mayor (0.48) que las investigaciones que solo trabajaban comprensión y vocabulario (0.29).

El resto de las diferencias se da en cuestiones metodológicas. Los estudios con control de la fidelidad, en los que hay algún seguimiento para asegurarse de que la intervención se aplica tal como se diseñó, obtienen un resultado inferior. El aplicador de la intervención también influye en el resultado. El mayor efecto se encontró en estudios en que el aplicador era desconocido. Estos resultados indican que los estudios con menor calidad metodológica tienden a mostrar resultados mayores.

De forma imprevista, las investigaciones en las que se ofrecía formación a los aplicadores obtuvieron resultados inferiores que las investigaciones en las que no se les formaba.

Son unos resultados poco claros; de hecho, la conclusión del meta-análisis es la siguiente:

La revisión sistemática de las publicaciones sobre mejora de la fluidez lectora en hispanohablantes muestra una cantidad limitada de estudios, en los que los resultados son heterogéneos e indican que distintos tipos de intervenciones pueden mejorar la fluidez lectora. Entre esas intervenciones los programas en los que se trabaja explícitamente la velocidad lectora y los que incluyen la mejora de la comprensión, ofrecen resultados positivos y relativamente homogéneos. En cambio, los programas que no incluyen esas intervenciones muestran resultados combinados mayores, pero con una considerable heterogeneidad, existiendo incluso el riesgo de resultados negativos.

Ripoll y Zevallos (2024)

Nuevos datos sobre la mejora de la fluidez lectora

10 May

En distintas ocasiones he escrito en este blog sobre la mejora de la fluidez lectora, especialmente sobre la mejora de su componente mejor investigado: la velocidad lectora. Aquí podemos ver distintas entradas que presentan estrategias, intervenciones o actividades para mejorar la fluidez.

Es un tema sobre el que también he escrito en el blog de Intralíneas:

Para actualizar lo que sabemos sobre mejora de la fluidez, quiero ofrecer algunos resultados del meta-análisis sobre dosificación en las intervenciones de mejora de la fluidez lectora de Kathrin Maki y Stephanie Hammerschmidt, de la Universidad de Florida.

Como se puede ver en el título del trabajo, estas autoras tratan de ofrecer información sobre la dosificación de las intervenciones: ¿qué efecto tienen la extensión de las intervenciones o la frecuencia y la duración de las sesiones de trabajo? Veremos que los datos que nos aportan sobre eso no son especialmente aclaratorios, pero hay varias cosas interesantes en esta revisión.

Maki y Hammerschmidt localizaron 33 publicaciones relevantes sobre mejora de la fluidez lectora. En ellas se ofrecían datos empíricos sobre intervenciones aplicadas en países angloparlantes y la fluidez se medía en palabras correctamente leídas por minuto. Hay que tener en cuenta que esto es una medida incompleta de la fluidez ya que tiene en cuenta dos de sus componentes (precisión y velocidad) pero no la prosodia (agrupación de fonemas, sílabas y palabras, respeto a los signos de puntuación, entonación).

En general, las intervenciones para la mejora de la fluidez mostraron un efecto positivo tanto en los estudios en los que se comparaba un grupo experimental con un grupo de control como en los estudios de caso único. Los resultados eran positivos en las investigaciones más rigurosas, que cumplían con los estándares de What Works Clearinghouse y eran mayores en las investigaciones que cumplían los estándares con reservas o no los cumplían. En estos dos casos, los resultados fueron muy similares.

Las intervenciones utilizadas y sus tamaños del efecto (TE) fueron:

  • Lecturas repetidas: 15 investigaciones, TE = 0.49.
  • Lectura continua, lectura extensiva: 5 investigaciones, TE = 0.41.
  • Cloze asistido o lectura en dueto: 1 investigación.
  • Peer Assisted Learning Strategies: 1 investigación.
  • Lectura en parejas: 2 investigaciones, TE = 0.37.
  • Programas diseñados por los investigadores: 3 investigaciones, TE = 0.32.

Estas intervenciones fueron eficaces en distintos tramos educativos: 3º de Educación Infantil a 3º de Educación Primaria, 4º a 5º de Educación Primaria, 3º de Eduación Infantil a 5º de Educación Primaria, o escuela media (Middle School). No mostraron un efecto significativo en la escuela superior (High School) o en un grupo de cuatro estudios con alumnado de enseñanza primaria y media. Los efectos positivos se percibieron en alumnado con y sin dificultades.

El número de semanas de duración de las intervenciones se relacionaba con la mejora alcanzada, pero no había una relación significativa entre la duración de la intervención medida en minutos o en la frecuencia de las sesiones de trabajo y la mejora obtenida.

Finalmente, hay que tener en cuenta que estos datos deben ser tomados con precaución ya que el conjunto de estudios con el que se obtienen tiene una distribución extraña de los resultados. Aunque las pruebas de detección de un posible sesgo de publicación proporcionaron resultados no significativos, al ordenar los resultados de las investigaciones en un diagrama de embudo se ve que este no muestra la forma de triángulo apoyado sobre la base característica de estos diagramas. Más bien, el triángulo aparece invertido, apoyado sobre el vértice.

Mejora de la fluidez y la comprensión en alumnado con dificultades de lectura

19 Oct

Curiosamente, en 2022 se han publicado varias revisiones sobre intervención en lectura para alumnado con dislexia, trastorno o dificultad específica de aprendizaje de la lectura. En esta entrada voy a comentar tres que tratan sobre fluidez lectora, comprensión lectora y la estrategia estructural.

Mejorar la fluidez

Paul Steinle, Elizabetz Stevens y Sharon Vaughn, han realizado una síntesis de 17 investigaciones sobre la mejora de la fluidez en alumnado con bajo rendimiento en lectura a partir de 6º curso de Educación Primaria.

Las tres conclusiones más interesantes de esta revisión son:

  1. Las intervenciones de lecturas repetidas resultan útiles para la mejora de la fluidez o velocidad lectora.
  2. Esas intervenciones de lecturas repetidas tienen pocos efectos positivos en la comprensión lectora.
  3. La lectura extensiva o dedicar un tiempo regular a la lectura de textos produce una mejora en la fluidez similar a la de las lecturas repetidas, si el número de palabras leídas en ambos casos es similar.

En realidad, las mejoras en la fluidez con el uso de lecturas repetidas no fueron unánimes y tendían a apreciarse en las investigaciones con diseños de caso único, pero no en las que comparaban un grupo experimental con un grupo de control. A diferencia de lo que muestran otras revisiones, los mayores efectos se consiguieron en intervenciones en las que no se utilizaba el modelado.

Los autores recomiendan actuar con precaución ya que la eficacia de las lecturas repetidas podría ser baja en adolescentes con dificultades persistentes de lectura.

De Frank Vincentz

Mejorar la comprensión

Cinco investigadoras lideradas por Marissa Filderman han publicado un meta-análisis sobre intervenciones para la mejora de la comprensión en lectores con dificultades a partir de tercer curso de primaria. A partir de 64 investigaciones han encontrado que la enseñanza de conocimientos y la enseñanza de estrategias de comprensión son las dos actuaciones más relacionadas con mejoras en la comprensión.

En la enseñanza de conocimientos resultan útiles tanto la enseñanza de vocabulario como de contenidos relacionados con los textos. Respecto a las estrategias, se documenta un efecto positivo de:

  • Localizar ideas principales.
  • Construir inferencias.
  • Conocer y utilizar la estructura de los textos.
  • Recontar el texto.
  • Realizar predicciones.
  • Supervisar la propia comprensión.
  • Utilizar organizadores gráficos.

Las estrategias de comprensión resultan útiles tanto cuando se enseña una como cuando se combinan varias.

Enseñanza sobre la estructura de los textos

Una de las estrategias de la lista anterior es «conocer y utilizar la estructura de los textos». Shannon Hall-Mills y Leesa Marante, de la Universidad Estatal de Florida, se han centrado en esa estrategia identificando nueve investigaciones sobre su uso en adolescentes con dificultades de aprendizaje.

Lo más habitual en estos estudios era que se enseñasen:

  • Identificación de las estructuras enseñadas en los textos: enumeración, secuencia, descripción, comparación, causa-efecto o problema-solución.
  • Expresiones o palabras características de cada estructura que ayudan a su identificación. Por ejemplo «debido a» o «en consecuencia» pueden estar indicando una estructura causa-efecto.
  • Herramientas para identificar detalles clave: organizadores gráficos.
  • Uso del conocimiento de la estructura para recordar información de un texto.
  • Otras habilidades no estructurales: localizar ideas principales, identificar conectores, vocabulario,…

En todos los estudios revisados el efecto sobre la comprensión de textos expositivos era positivo, con tamaños del efecto entre 0.31 y 2.17. En siete de los estudios la mejora obtenida era significativa.

Mejorar la fluidez lectora: distintas formas de hacer lecturas repetidas

18 May

Los programas de lecturas repetidas son la forma de trabajar la fluidez lectora más respaldada por la investigación. Sin embargo, no hay una única forma de hacer lecturas repetidas, ya que esta técnica tiene infinidad de variantes según si incluye modelado (escuchar cómo lee el texto un lector hábil), el número de repeticiones, el criterio para determinar si el texto está bien leído o las ayudas que se proporcionen.

Susana Pedaliadu y Sofía Giazitzidou son dos investigadoras de la Universidad Aristóteles de Tesalónica que en 2018 publicaron una síntesis de ocho meta-análisis sobre desarrollo de la fluidez lectora. Las autoras concluyen que las lecturas repetidas son la forma más investigada de mejorar la fluidez y que su eficacia es mayor si se utilizan en combinación con establecimiento de objetivos, autorregistro, modelado, trabajo previo del texto y ayudas.

Pero una de las cosas más interesantes de esta publicación es que incluye una relación con las formas más frecuentes de hacer lecturas repetidas. Es lo que presento a continuación.

Lecturas repetidas con lectura asistida

Lo característico de estas formas de lecturas repetidas es que alguien proporciona algún tipo de ayuda referente a cómo leer el texto.

  • Lectura pareada: explicada en el número 4 de este documento.
  • Lectura en eco: el asistente lee una parte del texto y el alumno la vuelve a leer tratando de imitarle.
  • Lectura coral: un grupo lee en voz alta al mismo tiempo, como se puede ver al comienzo de este vídeo.
  • Impronta neurológica: un nombre sofisticado para una forma de lectura simultánea, explicada en el número 3 de este documento. Se puede ver un ejemplo de lectura simultánea por parejas en este vídeo.
  • Leer mientras se escucha el texto: otras formas de lectura simultánea.
  • Lectura modelada: un lector hábil lee el texto para servir como modelo al alumno que practica.
  • Pre-enseñanza de palabras clave o difíciles: antes de comenzar a leer el texto se practican algunas palabras, elegidas por su importancia o porque se piensa que pueden ser difíciles de leer (infrecuentes, largas, con sílabas complejas). Estas palabras se practican en listas, tarjetas o incluso en presentaciones multimedia. Personalmente, muchas veces me he limitado a señalarlas (rodearlas, subrayarlas o destacarlas con un marcador) en el propio texto, lo que ahorra tiempo y trabajo y deja una señal de que ahí hay una palabra compleja que ya se ha practicado.

Lecturas repetidas con valoración

En estas formas se informa al lector sobre su rendimiento en algún aspecto de la lectura. A veces, la lectura se repite hasta que se ha alcanzado un objetivo predeterminado.

  • Lecturas repetidas con objetivo de velocidad: se mide y se informa al alumno del tiempo invertido en la lectura o de la velocidad alcanzada.
  • Lecturas repetidas con objetivo de comprensión: en los textos que el alumnado debe estudiar es frecuente que sea necesario leerlos varias veces para tener una buena comprensión de su contenido. La comprensión se puede medir con preguntas sobre el texto.
  • Lecturas repetidas con autorregistro: el lector va anotando el logro de sus objetivos de tal forma que se puede ver su progreso.
  • Lecturas repetidas con autorregistro y autorrefuerzo.

Aunque las autoras no las mencionan, se podría añadir lecturas repetidas con objetivo de precisión y con objetivo de entonación.

Imagen del Institute on Education Sciences en Youtube

Lecturas repetidas con previsualización

Estas formas se caracterizan porque se trabaja el texto antes de su lectura. Las tres primeras formas de la lista coinciden con formas con lectura asistida.

  • Modelado.
  • Leer mientras se escucha el texto. Me parece dudoso considerar esta forma aquí porque no está claro el carácter previo de la ayuda. Cuando las autoras la describen indican que el alumno puede elegir si escucha el texto antes de leerlo o de forma simultánea.
  • Pre-enseñanza de palabras clave o difíciles.
  • Comentario previo acerca del tema del texto.
  • Comentario previo acerca de las ilustraciones del texto.
  • Comentario previo acerca del título del texto.

Práctica centrada en la ejecución

En estas formas el foco está en cómo se lee el texto, más en la claridad y en la entonación que en la velocidad.

  • Teatro de lectores.
  • «Dilo como si fueras un personaje».
  • Lectura de locutor (radio reading).
  • Lectura de poemas.
  • Lectura de canciones.
Materiales de un programa de teatro de lectores

Solapamiento

No me queda claro a qué se refiere esta clase de formas de lectura que las autoras no explican. Las dos formas incluidas ya aparecen en la lectura asistida y en la lectura previsualizada.

  • Modelado.
  • Pre-enseñanza de palabras clave o difíciles.

Además de todas estas formas habría una básica en la que el aprendiz no cuenta con ninguna ayuda ni información.

¿Qué funciona para mejorar la fluidez lectora?

9 Mar

Los modelos recientes nos indican que una buena competencia lectora está formada por la confluencia de distintas habilidades y conocimientos. En ese conjunto se pueden distinguir, por lo menos, dos áreas importantes. Una tiene relación con las habilidades de decodificación y la otra con el desarrollo del lenguaje y la comprensión. Es probable que la fluidez lectora sea lo más representativo de la parte de decodificación ya que recoge componentes importantes como la precisión, la velocidad lectora o la prosodia.

La baja fluidez lectora se suele encontrar en los lectores que se están iniciando o en quienes tienen dificultades y también se puede producir en lectores hábiles que se enfrentan a un texto que les resulte difícil. En los últimos años el trabajo para la mejora de la fluidez se ha visto arrinconado por un interés creciente en la mejora de la comprensión pero, coincidiendo con los modelos de lectura, muchos educadores tenemos la sensación de que cuando la fluidez lectora es inadecuada es necesario intervenir para mejorarla.

Cuatro investigadoras de la Universidad A&m de Texas han revisado la investigación publicada entre 2000 y 2019 sobre cómo mejorar la fluidez lectora de alumnado con dificultades de aprendizaje. En esta revisión han encontrado 16 estudios con grupo de control realizados en inglés con alumnado desde 3º de Educación Infantil hasta 5º de Educación Primaria. Analizando sus datos han concluido que la intervención más investigada para la mejora de la fluidez ha sido la de lecturas repetidas. Catorce de las 16 investigaciones localizadas empleaban esta técnica. Otras posibilidades para mejorar la fluidez han sido poco investigadas: lectura asistida con audiolibros, lectura continua y lectura simultánea.

Eficacia

Los estudios localizados proporcionaban resultados variados, con efectos entre nulos (tamaño del efecto de 0.01) y muy grandes (tamaño del efecto de 1.18) en precisión y velocidad de lectura. Algo similar ocurría en las nueve investigaciones que midieron la comprensión lectora con efectos desde no significativos hasta un efecto de 2.59 que por su gran tamaño parece un resultado atípico. Tres investigaciones valoraron la prosodia, encontrando efectos grandes y significativos. La revisión no realiza un meta-análisis de los datos, de modo que es difícil comparar distintas formas de intervención.

Componentes añadidos

Entre los estudios que emplearon lectoras repetidas, ninguno se limitó a proponer varias lecturas del mismo texto hasta cumplir un número de repeticiones o alcanzar un criterio de velocidad o precisión. En todos ellos aparecen añadidos como:

  • Trabajo con un compañero de clase con mayor habilidad lectora.
  • Modelado de los textos por parte del profesorado, para poder imitar una lectura fluida.
  • Práctica de las oraciones en las que se habían cometido errores: escuchar cómo lee el instructor la oración problemática y repetirla tres veces.
  • Corrección de errores durante o después de la lectura.
  • Información al alumnado sobre su fluidez después de cada lectura.
  • Indicaciones de leer con precisión y velocidad.
  • Establecimiento de objetivos de velocidad antes de la lectura.
  • Lectura en eco, en la que el alumno debe imitar en cada oración la lectura expresiva del instructor.
  • Lectura coral en la que profesor y participantes leen al unísono.
  • Representación del texto.
  • Preguntas sobre el contenido del texto tras la lectura.
  • Lectura simultánea (alumno e instructor leen en voz alta al mismo tiempo).
  • Refuerzo del conocimiento de las relaciones entre letras y sonidos.
  • Enseñanza de vocabulario.

Reflexiones

Esta revisión nos indica claramente que el uso de lecturas repetidas ha sido la forma mejor investigada de trabajar la fluidez lectora. Sin embargo, el efecto que produce no se limita solo a los componentes de la fluidez (precisión, velocidad, prosodia o entonación), sino que parece extenderse a la comprensión lectora.

Parece bastante lo que queda por saber. Tenemos muy poca información sobre la eficacia de otras propuestas distintas a las lecturas repetidas (aquí se pueden ver algunas alternativas). Tampoco hay mucha información sobre cómo afectan las intervenciones a la prosodia ya que la mayoría de los resultados recogidos han sido de precisión o velocidad. Finalmente, las autoras de la revisión señalan la carencia de datos sobre el mantenimiento de las mejoras, al ser infrecuentes las investigaciones con evaluaciones de seguimiento.

Décimo aniversario 5. Velocidad lectora

14 Abr

Cuando escribíamos nuestro meta-análisis sobre velocidad lectora en alumnado hispanohablante una de las cosas más difíciles fue hacer una definición de velocidad lectora que dijera algo más elaborado que «es la velocidad a la que se lee». Finalmente, en el artículo dijimos «Consideramos la velocidad lectora como la cantidad de información escrita que las personas pueden procesar en un tiempo determinado.»

La lectura se puede realizar en voz alta o de forma silenciosa. En el primer caso, se suele considerar que la velocidad es uno de los componentes de la fluidez lectora, en la que también se consideran otros aspectos como la entonación, las pausas y los agrupamientos que se hacen entre las palabras.

A veces, en educación hay un desprecio de la velocidad y la fluidez lectora considerando que su importancia es mínima frente a la de la comprensión. Esa actitud se suele resumir con un una frase difícil de discutir al estilo de «al final, lo importante es que entiendan bien lo que leen». Sin embargo, existe una relación entre fluidez lectora y comprensión. Es algo que traté en la entrada Importancia de la fluidez lectora.

Evaluación y referencias de velocidad lectora

Aunque existen formas muy sofisticadas de hacerlo, una forma muy común de medir la velocidad lectora es con los indicadores de palabras por minuto o palabras correctas por minuto. Estos son bastante fáciles de calcular en la lectura en voz alta, pero resulta más complicado medir la velocidad lectora en la lectura silenciosa. Curiosamente, existe una extensa batería de pruebas para realizar esa medición. Son los poco conocidas pruebas de eficiencia lectora de Rafael Bisquerra.

Con respecto a referencias de velocidad lectora, se pueden encontrar unas cuantas, vinculadas a textos concretos en esas pruebas o en test de lectura como los PROLEC, TALE o FUNDAR. Cuesta más encontrar referencias generales, que puedan aplicarse a textos diversos. Lo primero que publiqué sobre eso fue para presentar las que propuso y después retiró la Secretaría de Educación Pública de México: Velocidad lectora: el indicador maldito.

Más adelante, comenté otra tabla de referencias que circula por internet, originada en Chile: La otra tabla de referencias de velocidad lectora. El origen de los datos de estas dos tablas es bastante incierto y comenzamos a preparar un meta-análisis con los datos de velocidad lectora de hispanohablantes que pudiéramos localizar en distintas publicaciones. Mientras avanzábamos en ese trabajo, encontramos uno similar, pero realizado con adultos. Aunque se centraba en la lectura del inglés, proporcionaba algunos datos calculados con hispanohablantes: ¿Cuántas palabras por minuto lee un adulto?

Finalmente, en 2020, publicamos nuestro meta-análisis que, probablemente, es la mejor referencia sobre velocidad lectora en español que podemos encontrar en la actualidad: ¿A qué velocidad leen los niños y adolescentes?

Mejora de la velocidad y la fluidez

Pero al hablar sobre velocidad lectora, el tema más tratado en el blog ha sido el de la mejora. Existen intervenciones para mejorar la velocidad lectora. Las más comunes son las basadas en la técnica de lecturas repetidas.

También existe una posibilidad muy interesante y poco aprovechada que es la proyección de vídeo con subtítulos en el propio idioma. Subtítulos en el propio idioma: bueno, ¿bonito?, ¿y barato?

Un mecanismo que parece explicar la mejora de la velocidad con la práctica de la lectura es el del reconocimiento de palabras o partes de palabras, más rápido que la lectura realizada convirtiendo las letras de las palabras en sonidos. Sin profundizar mucho en esto, lo he tratado en un par de entradas: Los modelos de doble ruta en español y ¿Cuántas veces hay que leer una palabra para reconocerla de un vistazo?

Lectura rápida

Existe una especie de leyenda urbana acerca de la posibilidad de leer a grandes velocidades con una buena comprensión y recordando la mayor parte de la información leída. He dedicado tres entradas a esto desde distintos puntos de vista. La primera fue acerca de Kim Peek una persona en la que se documentó una habilidad de ese tipo. La segunda fue acerca de aplicaciones que presentan las palabras a gran velocidad en el mismo punto de la pantalla: Spritz. ¿Se puede leer a 1000 palabras por minuto?.

La última vez que he vuelto sobre el tema ha sido con una revisión acerca de las limitaciones del sistema visual y cognitivo que impiden la lectura a gran velocidad, los métodos de enseñanza de la lectura rápida y algunos casos de lectores rápidos: Lectura ultrarrápida, ¿una leyenda urbana?

¿A qué velocidad leen los niños y adolescentes?

14 Oct

Revista de Psicodidáctica acaba de publicar un meta-análisis sobre velocidad lectora que he realizado junto con Milagros Tapia y Gerardo Aguado. Este trabajo sintetiza los datos de 113 medidas de lectura en voz alta y 54 medidas de lectura silenciosa en alumnado desde el primer curso de Educación Primaria hasta el 2º curso de Bachillerato.

Los resultados obtenidos en lectura en voz alta fueron:

  • 1º de primaria: 49 PPM (13 estudios)
  • 2º de primaria: 73 PPM (21 estudios)
  • 3º de primaria: 85 PPM (18 estudios)
  • 4º de primaria: 104 PPM (13 estudios)
  • 5º de primaria: 114 PPM (11 estudios)
  • 6º de primaria: 124 PPM (11 estudios)
  • 1º de ESO: 134 PPM (9 estudios)
  • 2º de ESO: 136 PPM (6 estudios)
  • 3º de ESO: 143 PPM (4 estudios)
  • 4º de ESO: 164 PPM (4 estudios)
  • 1º de bachillerato: 161 PPM (2 estudios)

En lectura silenciosa, los datos combinados muestran estas velocidades:

  • 1º de primaria: 30 PPM (2 estudios)
  • 2º de primaria: 79 PPM (3 estudios)
  • 3º de primaria: 95 PPM (4 estudios)
  • 4º de primaria: 125 PPM (7 estudios)
  • 5º de primaria: 137 PPM (7 estudios)
  • 6º de primaria: 155 PPM (6 estudios)
  • 1º de ESO: 180 PPM (7 estudios)
  • 2º de ESO: 176 PPM (6 estudios)
  • 3º de ESO: 180 PPM (6 estudios)
  • 4º de ESO: 200 PPM (3 estudios)
  • 1º de bachillerato: 186 PPM (2 estudios)

Aunque he señalado las velocidades en palabras por minuto (PPM) algunos estudios, sobre todo con el alumnado de los primeros cursos emplearon una medida de palabras correctamente leídas por minuto en la evaluación de la lectura en voz alta.

Foto de Meadowsaffron

Momento de la evaluación

Basta con echar un vistazo para ver que el curso de los evaluados influye notablemente en su velocidad lectora. El curso explica un 74,5% de la varianza sistemática de la velocidad de la lectura en voz alta y el 68,8% en la lectura silenciosa. En la lectura en voz alta se encontraron diferencias significativas entre los cursos 1º y 2º, 2º y 3º y 3º y 4º. En cambio, en la lectura silenciosa, solo se encontró una diferencia significativa entre 1º y 2º de primaria. A partir de esos, no las diferencias entre cursos consecutivos no llegaron a ser significativas.

Pero la mejora de la velocidad lectora parece tener un carácter progresivo, no de saltos curso a curso. En algunos casos fue posible establecer en qué trimestre del curso se realizó la evaluación de la velocidad. En la lectura en voz alta de 1º y 2º de primaria, la velocidad en el tercer trimestre es significativamente mayor en el primer trimestre.

País

En casi todos los cursos, la velocidad lectora de las muestras españolas fue significativamente mayor que la de las muestras americanas, evaluadas en de Colombia, Chile, Nicaragua, Honduras, Perú, Cuba, Argentina, México, Estados Unidos y Ecuador.

Más información

En esta entrada del blog de Intralíneas se puede encontrar más información sobre el tema, con enlaces al meta-análisis que estoy conectando y a otras referencias y trabajos sobre velocidad lectora.

 

 

Lectura ultrarrápida, ¿una leyenda urbana?

20 May

La posibilidad de leer a grandes velocidades comprendiendo y recordando lo que se ha leído es muy atractiva. Este atractivo, junto con noticias o registros anecdóticos de personas que alcanzan grandes velocidades y las propuestas de métodos y programas de lectura rápida han contribuido a que esta idea persista y, en ocasiones, se introduzca en las escuelas.

Pero hay, por lo menos, tres grandes limitaciones en nuestras capacidades que parecen no ser compatibles que la posibilidad de hacer lectura rápida:

  1. Nuestra forma de percibir y procesar los caracteres impresos que funciona con unos movimientos oculares muy rápidos (movimientos sacádicos) y unos momentos de fijación, en los que se extrae información, con una serie de limitaciones en cuanto a la duración de la fijación y a la cantidad de información que se puede extraer.
  2. La comprensión, en condiciones de lectura normal no es algo fácil. Cuando nos enfrentamos a textos complejos es común que tengamos que realizar algunas acciones para poder comprenderlos: releerlos, hacerse preguntas, parafrasear, tratar de sintetizar la información…
  3. La memoria está muy relacionada con la comprensión. Ambas son muy variables dependiendo de las características de cada persona, pero no parece razonable pensar que si habitualmente me cuesta recordar información de un texto (precisamente la escritura se inventó para no tener que recordar toda la información) lo vaya a hacer mejor con un aumento de la velocidad.

En el blog ya han aparecido algunas entradas relacionadas con la lectura rápida que nos indican que:

  • Según una revisión de Marc Brysbaert, en lectura silenciosa en inglés los adultos alcanzan entre 175 y 320 palabras por minuto (PPM). En español, su velocidad media sería 278 PPM.
  • Aplicaciones que presentan los textos palabra por palabra, en la misma zona de la pantalla (de modo que no es necesario realizar movimientos saccádicos) y a gran velocidad, como Spritz, afectan negativamente a la comprensión. Uno de los motivos es que impiden hacer regresiones, es decir volver atrás en el texto para solucionar problemas de comprensión.
  • Kim Peek mostró unas habilidades especiales de lectura y memoria. Se afirma que leía una página en unos 8 o 10 segundos, que recordaba gran parte de la información de más de 9000 libros y que era capaz de leer dos páginas simultáneamente. A pesar de haber sido evaluado con distintas pruebas, incluyendo neuroimagen cerebral apenas hay información sobre su habilidad de lectura. No era consciente de utilizar ninguna técnica o forma especial de leer y nunca pudo enseñar a otras personas a conseguir un rendimiento tan espectacular.

Tanto que leer y tan poco tiempo

Tanto que leer y tan poco tiempo: cómo leemos y ¿puede ayudarnos la lectura rápida? es un artículo publicado en 2016 por cinco investigadores, entre los que se encuentra, en primer lugar, Keith Rayner, un gran especialista en el estudio de los movimientos oculares durante la lectura. Para él fue una publicación póstuma, ya que murió en 2015.

El artículo valora las propuestas de lectura rápida a partir de lo que se conoce sobre el proceso de lectura y señala, nuevamente, la relación inversa que hay entre velocidad y precisión/comprensión. Si el lector no tiene como objetivo profundizar en el texto, entonces puede utilizar el «skimming» y echarle un vistazo rápidamente, con una comprensión moderada. No se me ocurre ninguna expresión para traducir la palabra «skimming». Este término tiene distintos significados como «rozar la superficie de algo» o «leer saltándose partes» o «estudiar de una forma poco sistemática».

Curiosamente, la recomendación que dan los autores de la revisión para mejorar la velocidad lectora es practicar la lectura y mejorar el lenguaje, por ejemplo, adquiriendo vocabulario, ya que consideran que la habilidad lingüística es el núcleo de la velocidad lectora. Esto puede parecer extraño pero la habilidad para reconocer palabras es el factor que mejor predice la velocidad lectora. Nuestros movimiento oculares y la duración de las fijaciones durante la lectura están más relacionados con la comprensión del texto que con habilidades para el control del movimiento ocular.

Las palabras más frecuentes se leen con mayor velocidad y las palabras que uno ha leído anteriormente se leen más rápido que la que encuentra por primera vez.

Subvocalización

Muchos lectores pronunciamos mentalmente el texto cuando leemos. En muchos casos se pueden observar movimientos en los labios o, con los medios, adecuados, actividad en la laringe similares a los que se darían en una lectura en voz alta. Algunos métodos de lectura rápida consideran que esas subvocalizaciones son un impedimento para alcanzar una mayor velocidad lectora ya que anclan la lectura mental a la velocidad que se mantendría en la lectura en voz alta.

Los autores de la revisión presentan varias investigaciones que indican que el habla interna es habitual en nuestra lectura y es contraproducente evitarla, sobre todo en los textos o tareas de lectura más complejas.

Monos

¿Y eso cómo se interpreta? las palabras polisémicas y los homónimos no pueden interpretarse correctamente si no se leen en un contexto. Esto hace que las técnicas de skimming aparezcan problemas de comprensión añadidos. No solo se procesa menos información, sino que aumentan las probabilidades de que lo que se lee tenga un sentido dudoso. No es lo mismo «después de trabajar se quitaron los monos», «los monos chillaban en la jaula» o «me enseñó unos vestidos muy monos».

Al parecer, el contexto también ayuda a interpretar palabras que tienen una forma muy parecida como «clamo», «calmo» o «calmó». No solo eso, sino que el contexto puede ayudar a leer más rápido algunas palabras.

Las ambigüedades también pueden ocurrir en oraciones enteras como «finalizó la búsqueda de los estudiantes». Uno se puede imaginar que algunos alumnos habían desaparecido. ¿Su búsqueda finalizó porque los encontraron? ¿Quizá se suspendió porque pasado un tiempo no habían sido encontrados? Si hemos pensado en esto y seguimos leyendo que «el profesor les pidió que apagaran los ordenadores y, al volver a clase, se colocaran en grupos», es probable que volvamos atrás en el texto para buscar otra interpretación de la oración que no tiene sentido: ¡ah!, los estudiantes estaban en un aula de informática buscando algo. Algunos métodos de lectura rápida enseñan a evitar las regresiones, es decir, los movimiento oculares hacia partes del texto que ya han sido leídas. Pero, resulta que la mayor parte de las regresiones se realizan con la intención de solucionar problemas de comprensión.

El índice de eficiencia lectora

A veces los programas de formación en lectura rápida evalúan la lectura antes y después del programa. Los autores de la revisión sugieren que puede haber mejoras debidas al uso de la misma prueba en estas evaluaciones, de modo que tras el programa, el texto de evaluación y sus preguntas ya son familiares para el lector, o debidas a que la prueba que se emplea tras el programa es más fácil que la que se emplea antes.

También es común que la habilidad lectora se mida con un índice de eficiencia lectora que se obtiene multiplicando el número de palabras leídas por minuto por el porcentaje de respuestas acertadas. Esta forma de presentar la información puede ser confusa ya que tendemos a entender que una puntuación más alta es mejor.

Por ejemplo, supongamos que leo un texto de 5000 palabras a la velocidad media de un adulto. Tardo en leerlo 18 minutos y mi velocidad lectora ha sido de 278 palabras por minuto. Después de leerlo realizo una prueba de comprensión con 10 preguntas de elección múltiple con 4 alternativas de respuesta. Si contesto correctamente a 9 preguntas, mi índice de eficiencia lectora ha sido 278 * 0,9 = 250,2. Ahora imaginemos que leo otro texto de 5000 palabras a la velocidad de 5000 palabras por minuto. Lógicamente, tardo un minuto en leerlo, pero al realizar la prueba de comprensión solo acierto dos preguntas. La verdad es que si alguien hace esa prueba sin leer el texto ni las preguntas, no sería extraño que acertase un par de ellas por azar. En este caso, mi índice de velocidad lectora es 5000 * 0,2 = 1000. Con respecto al anterior se ha multiplicado por cuatro pero, ¿realmente mi lectura ha sido más eficiente?

Los cursos de lectura rápida

La idea del entrenamiento en lectura rápida parece ser de Evelyn Wood, una profesora de instituto que 1959 presentó un programa de formación en lectura rápida. Wood formó, con su marido, una compañía que creó numerosas franquicias en Estados Unidos. Las bases de este método han influido mucho a todas las propuestas posteriores y son:

  1. Aumentar la amplitud perceptiva: la mayor parte de las propuestas de lectura rápida considera que la cantidad de información que se recoge con una fijación ocular se puede mejorar con el entrenamiento y llegar a percibir grupos de palabras y frases completas con una sola fijación. Algunos métodos hablan de entrenar la visión periférica para conseguir esa amplitud. Otros proponen una lectura en zig-zag, incluso que una página se lea de arriba abajo y otra de abajo arriba.
  2. Evitar las regresiones.
  3. Suprimir la subvocalización: se considera que la voz interna que acompaña a la lectura es un mal hábito, producido por el hecho de que aprendemos a leer en voz alta antes de leer en silencio y se propone leer de una forma únicamente visual.

Los autores de la revisión cuestionan estos principios indicando que los datos disponibles sobre lectura indican que:

  • Nuestra capacidad de procesar el texto está limitada por el reconocimiento de las palabras y por la comprensión del texto, siendo poco probable que aprender a realizar los movimientos oculares de otra forma cambie esto.
  • Procesar las palabras del texto en un orden distinto al habitual en las oraciones o procesar partes aisladas de información dificulta su reconocimiento y comprensión.
  • Los movimientos de regresión durante la lectura suelen servir para mejorar la comprensión.
  • Los estudios sobre entrenamiento de la visión periférica no han encontrado que dé como resultado una lectura más rápida y con buena comprensión.
  • La subvocalización o voz interna parece tener un papel importante en la lectura silenciosa para la identificación de palabras y la comprensión.

Pero el presidente Kennedy leía a 1200 palabras por minuto

La verdad es que no tenemos noticias de que nadie evaluara la velocidad lectora y la comprensión del señor Kennedy, pero uno de los respaldos con los que cuentan las propuestas de lectura rápida es la existencia de personas que leen a gran velocidad. Se pueden encontrar noticias que dicen que el récord del mundo de lectura rápida lo tiene Anne Jones, con 4200 palabras por minuto.

Howard Berg fue reconocido en la edición de 1990 del Libro Guinnes de los récords como el lector más rápido, con una velocidad de 25000 palabras por minuto. Según dice la nota del libro «ha convencido a varios presentadores de televisión de que comprende y recuerda lo que ha mirado, quizá no los detalles, pero sí los conceptos, aplazando los detalles para una lectura más lenta«.

También se puede encontrar información sobre María Teresa Calderón, indicando que llegó a leer a una velocidad de 80000 palabras por minuto con el 100% de comprensión. Al parecer utilizaba una técnica de lectura gestalt en la que realizaba skimming y completaba las lagunas con sus conocimientos. Esta técnica permite leer más rápido cuanto mayor es tu conocimiento sobre el texto.

Por mucho que el estudio de de la lectura muestre que no tiene sentido aspirar a grandes velocidades con una buena comprensión del texto, este tipo de datos siempre permite argumentar que los lectores ultra rápidos leen de una forma diferente. Al fin y al cabo, también hay personas con otras capacidades extraordinarias, como las de recordar números. Sin embargo parece que se trata de buenos adivinadores o de gente con muchos conocimientos más que de personas con una superhabilidad de lectura.

En la segunda mitad del siglo XX se publicaron varios estudios realizados con lectores rápidos o con personas que habían realizado cursos de lectura rápida indican que su comprensión se ve resentida y sugieren que se basan en sus conocimientos y en la capacidad para inferir el contenido del texto a través de la información parcial que recogen de él.

 

 

Enseñar fluidez lectora en el aula

6 Nov

La revista de estudios sobre lectura OCNOS ha publicado un artículo que describe la experiencia de aplicación de un programa de mejora de la fluidez lectora basado en evidencias. Sus autores son Luis Castejón, Soledad González-Pumariega y Ana Cuetos.

El programa se realizó con 36 alumnos de 2º de Educación Primaria de un colegio público de Asturias, durante 7 meses. La intervención comenzó con una formación a las maestras sobre la fluidez, su importancia, sus componentes y la forma de desarrollarla.

Como sucede a menudo en este tipo de publicaciones, el texto es bastante parco en la descripción de la intervención. En primer lugar, se estableció una línea base aplicando individualmente a cada alumno tres pequeñas pruebas de lectura: palabras cortas de alta frecuencia, palabras largas de baja frecuencia y oraciones. A partir de los resultados, las maestras establecieron tres niveles: riesgo, emergente y establecido.

Foto de Archives New Zealand

En el trabajo con los alumnos hubo bastante flexibilidad para agruparlos, de manera que se trabajaba con toda la clase, en pequeños grupos en el aula o individualmente fuera del aula. Se contó con apoyos para hacer posible esto. Las maestras elaboraron listas de palabras que los alumnos leían individualmente tres o cuatro veces. Tras eso, se medía el tiempo y si se superaba el criterio se pasaba a otra lista. Solo se informa de que el criterio para el grupo de riesgo era un tiempo igual o superior a la media de la clase en la línea base. Si no se superaba el criterio, al alumno se le entregaba otra lista del mismo nivel. Puntualmente se realizó práctica en casa de los alumnos, a través de una libreta.

En las palabras cortas de alta frecuencia, el tiempo medio de lectura pasó de 14 a 11 segundos y en las palabras largas de baja frecuencia, de 35 a 22 segundos. El tiempo de lectura de frases también disminuyó en todos los alumnos, pero persistió una dificultad para interpretar los signos de puntuación.

Al tratarse de un diseño con una evaluación antes y otra después de la intervención, sin grupo de control, no es posible determinar en qué medida las mejoras observadas se deben a la intervención o otras razones, como la mejora en lectura que los alumnos tendrían a lo largo de un curso escolar, en el que seguramente, también practicaron esta habilidad en las asignaturas escolares o fuera del colegio. Por otra parte, echo en falta una descripción más detalla de lo que se hizo, los materiales que se emplearon y cómo se organizó el trabajo.

Tres estrategias para mejorar la fluidez lectora en primaria

9 Oct

Natalia Ferrada y Paula Outón publicaron en 2017 una revisión narrativa sobre estrategias para mejorar la fluidez lectora en Educación Primaria.  Es un tema sobre el que tienen bastante conocimiento. Paula Outón dirigió la tesis doctoral de Natalia Ferrada, en la que aplicaron un programa de mejora de la fluidez lectora a 11 estudiantes chilenos con dislexia. Este programa estaba basado en el teatro de lectores y, a partir del estudio realizado, han realizado varias comunicaciones en congresos y un artículo en Revista de Logopedia Foniatría y Audiología.

Las tres estrategias que se proponen ya han sido expuestas en el blog, así que completaré la información con algunos enlaces a entradas anteriores sobre ellas. Una de las cosas más interesantes del artículo de Ferrada y Outón es que no se limita a revisar la investigación sobre la eficacia de estas estrategias didácticas, sino que para cada una propone un procedimiento, es decir, explica cómo se podrían desarrollar.

Las técnicas son:

Lectura repetida (yo la suelo llamar lecturas repetidas)

Actividad en la que el alumno, de forma independiente o con ayuda, lee un texto varias veces. Es difícil de utilizar con cantidades grandes de alumnos y puede producir cansancio o aburrimiento si no se cuida bien la parte de la motivación.

Esta estrategia ha sido tratada en el blog en:

Lectura en parejas

Este procedimiento también se llama lectura conjunta o tutoría entre iguales y consiste en emparejar al alumnado del aula para que lean de forma que uno supervise la lectura del otro y le ofrezca indicaciones para mejorarla. Es habitual (aunque no siempre es así) que los papeles de lector y supervisor vayan rotando entre los alumnos que forman la pareja.

Esta forma de trabajar ha sido una de las que más se han mencionado en el blog, aunque quizá me he centrado más en sus efectos sobre la comprensión que en la mejora de la fluidez:

Teatro de lectores

El teatro de lectores es una técnica en la que los alumnos preparan la representación de un guión teatral que es leído al público.

Es la estrategia menos investigada de las tres y apenas la he mencionado en el blog, sin llegar a dedicarle una entrada solo para ella:

Natalia Ferrada en un congreso. Foto enlazada de UNAP