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Spritz es una aplicación para dispositivos electrónicos que presenta los textos palabra por palabra y a gran velocidad. La idea es que como las palabras siempre se presentan en la misma zona de la pantalla, no es necesario realizar movimientos oculares durante la lectura. Además, permite la lectura en aparatos de pequeño tamaño, como teléfonos móviles o relojes.
Como se puede ver, una de las letras de cada palabra aparece en color rojo y situada entre dos señales denominadas «marca de control».
Lo provocador de Spritz es que sugiere la posibilidad de leer a velocidades tan grandes como 1000 palabras por minuto, con buena comprensión y sin gran esfuerzo.
Existen otras aplicaciones parecidas, como Readline, incluso algunas anteriores a Spritz como Velocity o Speed Reader. Curiosamente, el principio en el que se basa Spritz, que es la presentación visual serial rápida, fue propuesto en 1970 por Kenneth Forster. Curiosamente, su idea no era aumenar la velocidad lectora, sino estudiar si la sintaxis de las oraciones influyen en la forma como percibimos las oraciones con sintaxis compleja. Ya como advertencia primera, Forster encontró que al aumentar la velocidad de presentación se deterioraba la percepción de las oraciones complejas.
¿A qué velocidad se puede leer?
Se suele considerar que los adultos leemos con una media de 250 palabras por minuto, y Keith Rayner indica que con esfuerzo, un adulto habituado a leer puede forzarse a conseguir hacerlo a poco más de 500 palabras por minuto. Muchos métodos de lectura rápida prometen velocidades de 1000 palabras por minuto, o incluso mayores. Estas velocidades se pueden conseguir, pero la comprensión del texto se deteriora notablemente (Just y Carpenter, 1987; Miyata et al. 2012).
Tanto las persona entrenadas en lectura rápida como los lectores que, sin esa formación intentan leer lo más rápido que puedan, consiguen velocidades altas (por encima de las 400 palabras por minuto) «saltándose» la lectura de partes del texto. Esto les permite responder con cierta precisión a preguntas sobre aspectos estructurales o generales del texto, especialmente si se trata de uno sencillo, pero les dificulta adquirir información sobre detalles del contenido, a no ser que se trate de lectores con muchos conocimientos sobre el tema del que trata el texto.
La velocidad de lectura está determinada por bastantes factores, como las características del texto (tamaño de letra, complejidad, longitud de las líneas…) o la habilidad del lector. El sistema de adquisición de la información a través de la vista es un factor interesantísimo y con el que empezó hace más de un siglo el estudio científico de la lectura.
En la adquisición de la información hay que tener en cuenta:
- Los movimientos oculares (movimientos sacádicos) para fijar la mirada en distintos lugares del texto. Aquí es importante su duración y la proporción de movimientos que se hacen hacia partes del texto que ya se han leído (regresiones).
- Las fijaciones oculares, que son los momentos en los que la vista se detiene y se extrae información. Lo más importante para considerar la velocidad lectora es la duración de estas fijaciones y su amplitud, es decir, cuánta extensión del texto se percibe en cada una de ellas.
Hay otros factores que influyen en la velocidad a la que se lee, por ejemplo el saltarse palabras (skipping) durante la lectura. Lo cierto es que los movimientos oculares, que Spritz hace innecesarios para leer, son mucho más breves que las fijaciones oculares, por lo que su supresión, en principio no aporta una gran ganancia de velocidad. También es cierto que presentación serial del texto impide la realización de regresiones, que en una lectura normal pueden ser el 15% de los movimientos oculares (Rayner, 1998). Si se eliminan los movimientos de regresión, también se eliminan las fijaciones que se hacen en esas regresiones. Por último no hay que descartar la posibilidad de que la lectura rápida se consiga, sencillamente por no leer todas las palabras del texto.
¿Son eficaces los dispositivos tipo Spritz?
Aunque Spritz presenta ventajas indudable, como la posibilidad de leer en pantallas de un tamaño muy pequeño, no parece que vaya a convertirnos en superlectores. En primer lugar, imposibilita hacer regresiones, de manera que la comprensión del lector se deteriora (Schotter, Tran y Rayner, 2014). En segundo lugar, una vez que se elige la velocidad de presentación, esta se mantiene constante, de modo que el lector no puede ralentizar esa velocidad en los pasajes más difíciles o complejos, una estrategia muy común entre los buenos lectores.
Spritz puede servir para la lectura de mensajes o textos sencillos, presentados a una velocidad moderada. Si no se dan esas condiciones, probablemente, se limitará la comprensión del texto. Como dice esa cita que se atribuye a Woody Allen: «hice un curso de lectura rápida y fui capaz de leerme ‘Guerra y paz’ en veinte minutos. Creo que decía algo de Rusia».
Gracias, muchas gracias será de gran ayuda. Saludos y un fuerte abrazoooo.
De nada, Susana.
La aplicación debería ser más intuitiva en las palabras complejas, y tanto marketing que tuvo spritz
No sería difícil para los programadores que el tiempo de presentación de las palabras dependiese de su longitud.