Se ha hablado anteriormente de las lecturas repetidas como una intervención para mejorar la fluidez de la lectura que podría tener efectos positivos sobre la comprensión. Existen resultados que indican que eso podría ser así, pero no hay investigaciones de alta calidad que lo confirmen.
Como sucede muchas veces, los estudios e investigaciones de los que se está hablando se han realizado en inglés, un idioma que tiene una escritura muy opaca y, por tanto, no tendrían por qué aplicarse a los lectores de español, un idioma con una escritura mucho más transparente. Por eso, cualquier investigación sobre el método realizada en español es bienvenida.

Portada de la revista en la que se publicó el artículo
El estudio que comento aquí está realizado por Manuel Soriano, Ana Miranda, Emilia Soriano, Francisco Nievas y Vicente Félix, y en él se comparó a dos grupos de estudiantes de entre 10 y 13 años con dificultades de aprendizaje de la lectura. El primer grupo de 12 alumnos, es el que recibió la intervención, y el segundo, de 10 alumnos, sirvió como comparación.
La intervención constaba de 40 sesiones individuales de 45 minutos realizadas tres veces por semana entre los meses de enero y abril, coincidiendo con sesiones de apoyo que recibían los alumnos en sus colegios. Casa sesión de trabajo incluía:
- Práctica con una letra o combinación de consonantes (uno diferente en cada sesión hasta practicar todas las letras del alfabeto, los bigramas ch y ll, y las combinaciones br, bl, cl, cr, pr, pl, gr, gl, fl, fr, dr y tr. En esta parte se empleaban sílabas simples y complejas con la letra o combinación que se estaba trabajando, y palabras que la incluían en posición inicial, media y, si era posible, final.
- Lectura de textos de 100 a 200 palabras de longitud.
En cada sesión se seguían cuatro pasos:
- El alumno lee el material de la sesión en voz alta.
- El profesor lee el material con la intención de servir de modelo de entonación.
- El alumno relee el material en silencia cuatro veces.
- El alumno vuelve a leer el material en voz alta.
Durante la sesión el profesor corrige los errores de lectura de la siguiente forma: señala al alumno el ítem en el que ha cometido el error y le pide que lo repita, y que segmente las palabras en las que se ha equivocado (la palabra se lee con ayuda, se separa en sílabas, se separa en fonemas, se practica y se vuelve a leer en alto). Además el profesor informa al alumno del progreso que va teniendo durante la sesión en número de errores y en velocidad de lectura.
El programa fue aplicado por los propios profesores de apoyo de los alumnos, tras recibir un entrenamiento de dos horas en el que se les explicaron los componentes del programa y se pusieron ejemplos de las actividades.
Al terminar la intervención se encontraron diferencias entre el grupo experimental y el grupo de control en varios aspectos de la lectura. El tamaño del efecto (d de Cohen) de esas diferencias es:
- Velocidad en la lectura de palabras: d = 2,87.
- Velocidad en la lectura de pseudopalabras: d = 2,91.
- Velocidad en la lectura de texto: d = 2,74.
- Precisión en la lectura de texto: d = 2,02.
- Comprensión de texto: d = -0,13.
Es decir, los efectos del programa sobre la velocidad y precisión de lectura fueron muy grandes, mientra que los efectos sobre la comprensión fueron inapreciables. Se produjo poca mejora en comprensión, y fue mayor en el grupo de control que en el grupo experimental.
En resumen, se trata de un programa muy costoso (40 sesiones individuales) que ha mostrado resultados notorios en la mejora de la precisión y la fluidez, pero esas mejoras no han producido una mejora en la comprensión. De momento esos son los datos que quedan.
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