¿Alguna vez te ha sucedido que te ha resultado difícil leer algo porque te faltaban conocimientos sobre ese tema? A mí sí y supongo que a casi todos los que han tratado de leer textos no didácticos o divulgativos sobre un tema del que no saben mucho. ¿Por qué textos no didácticos o divulgativos? Bueno, en esos los autores suponen que los lectores pueden tener un conocimiento escaso del tema y utilizan recursos para hacer el texto más comprensible, como dar explicaciones o proponer analogías que no utilizarían en textos dirigidos a expertos.
La pregunta con la que comenzaba el párrafo anterior es, también, el comienzo del artículo ¿Cuánto conocimiento es demasiado poco? Cuando la falta de conocimiento se convierte en una barrera para la comprensión, de Tenaha O’Reilly, Zuowei Wang y John Sabatini.
Estos investigadores evaluaron los conocimientos de 3534 estudiantes, de 3º de ESO a Bachillerato con una prueba de vocabulario y conocimientos sobre ecosistemas y una prueba de comprensión con dos textos sobre ese tema. Los resultados fueron analizados con una técnica llamada «broken-line regression», que creo que se traduciría como regresión segmentada.
La relación entre conocimientos y comprensión fue débil para los alumnos con menores conocimientos. En cambio, a partir de cierto punto se aprecia que la relación entre conocimiento y comprensión es bastante clara. Creo que eso se ve mejor en el gráfico que acompaña al artículo:
O’Reilly, Wang y Sabatini no han descubierto algo nuevo. La importancia de los conocimientos en la comprensión lectora es conocida hace tiempo. Aunque no sé si se trata del primer estudio experimental sobre el tema, cuando estudiaba Psicología del lenguaje, se citaba como un clásico el estudio de Donna Recht y Laureen Leslie sobre el recuerdo de un texto acerca de béisbol, publicado en 1988. En distintos resultados, como cantidad de información recordada, calidad del resumen o valoración de la importancia de ideas del texto, se encontró una pauta similar: los participantes con menor nivel de comprensión obtenían resultados inferiores a los de los participantes con nivel de comprensión más elevado, sin que estas diferencias fueran significativas. En cambio, sí que eran significativas y muy notables las diferencias según el nivel de conocimientos sobre el béisbol.

Enlazado de Slide Serve
Entre este estudio de de Recht y Leslie y el de O’Reilly, Wang y Sabatini que comenté antes hay 32 años de diferencia. En ese tiempo se ha estudiado la influencia del conocimiento en la comprensión lectora y este estudio ha llegado a ser tan detallado, que es difícil resumirlo. Algunas cuestiones importantes de ese periodo serían que se han detectado interacciones entre el tipo de lectura que se realiza (superficial o profunda) y los conocimientos. Estas interacciones influirían en el tipo de representación que los lectores hacen del texto. También se ha investigado la relación entre cohesión del texto y conocimientos encontrando, por ejemplo, que los lectores con mayores conocimientos y que hacen una lectura profunda, comprenden mejor los textos con poca cohesión ya que les obligan a realizar inferencias para solucionar las lagunas que presentan.
Una de las formas de articular el papel de los conocimientos en la comprensión lectora ha sido el modelo DIME (directo y de la mediación inferencial), en el que los conocimientos son la única variable que tiene relación directa con todos los elementos del modelo
Esto tiene bastantes implicaciones prácticas. Una de ellas sería el respaldo que da a las actividades activación o exposición de conocimientos previos antes de la lectura de un texto. La otra sería la importancia de desarrollar una cultura general durante la educación obligatoria, que permita el acceso a textos variados, incluyendo textos propios de distintas disciplinas y textos escritos en otras épocas o en otras culturas.
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