Por increible que parezca, existen varios programas para enseñar a leer a niños menores de un año. Ya en 1964 se publicó «Cómo Enseñar a Leer a su Bebé» de Glenn Doman, que es como el decano de todos estos métodos. Pero la variedad actual es mayor con Baby Einstein, Brainy Baby, Your Baby can Read y otros que creo que no han llegado al mercado hispano como Intellectual Baby o Brill Baby.
La compañía de Your Baby can Read tuvo que suspender sus actividades debido al alto coste de la defensa ante las numerosas demandas porque su promesa de enseñar a leer a los bebés era falsa y engañosa. No parece que hagan falta estudios científicos sobre la eficacia del programa, pero en la actualidad permanece activa y ofrece el enlace a 14 investigaciones sobre la eficacia del método. La compañía Disney ofreció a sus clientes la devolución del dinero de la compra de productos de Baby Einstein tras comprobarse que no producían mejoras intelectuales (no se trataba específicamente de la lectura).
El caso es que estos sistemas han tenido bastante éxito entre las familias con niños de pequeña edad, y son utilizados en algunas escuelas infantiles que, en ocasiones, los presentan como un producto innovador de estimulación temprana. Curiosamente existe la sospecha de que algunos de estos productos no son inocuos, especialmente los basados en vídeos, ya que los niños de corta edad aprenderían más por el contacto con la realidad que pasando un tiempo considerable viendo esas proyecciones.

De Wikimedia Commons
Una investigación
Cuatro investigadoras de distintas universidades, Susan Neuman, Ashley Pinkham, Tanya Kaefer y Gabrielle Strouse han realizado un estudio experimental comparando las mejoras en lectura (entendida de una forma amplia) de niños entre 9 y 18 meses de edad con los que se utilizaba el método Your Baby can Read y las mejoras obtenidas por un grupo de control con el que no se realizaba ninguna intervención. Los resultados se han publicado en un artículo titulado Can babies learn to read? A randomized trial of baby media.
El programa se aplicó durante 7 meses, y se tomaron distintas medidas para evaluar los progresos de los alumnos, desde cuestionarios para las familias hasta tareas de segimiento ocular, en las que se toman datos de los movimientos oculares de los niños para saber dónde está mirando. Como ya he indicado, se consideró la lectura de una forma amplia, de manera que se registraban tanto los progresos en lo que habitualmente entendemos por lectura (descodificar lo que está escrito en un texto y formar una representación de su contenido), pero, sobre todo se examinaban mejoras en habilidades básicas que puedan favorecer el aprendizaje futuro de la lectura: vocabulario, conocimiento de las letras, conocimiento sobre las convenciones de la la escritura, identificación del propio nombre, incluyendo el reconocimiento de las palabras enseñadas en Your Baby can Read.
Resultados
Tras la aplicación del programa de enseñanza de la lectura no se encontraron diferencias significativas entre el grupos de niños que lo había seguido y el grupo de control en ninguna de las casi veinte variables evaluadas, exceptuando el hecho de que los niños que habían seguido el programa decían con más frecuencia las palabras que se trabajaban en el programa que los niños del grupo de control. Es decir, no se encontró ninguna evidencia de que los niños que habían trabajado durante siete meses con Your Baby can Read leyesen mejor que los niños del grupo de control. Incluso aquellos niños que aparentemente leían y respondían a los estímulos escritos de los DVD eran incapaces de identificar palabras tras concluir la intervención a pesar de que sus padres creían que habían comenzado a leer.
Reflexión
La idea de que cuanto antes enseñemos a leer a los niños más probabilidades de éxito tendrán en la escuela es muy discutible. Hace poco presentaba algunos datos sobre los resultados que se obtienen enseñando a leer precozmente a los alumnos de educación infantil que no parecen apoyar esa idea. Es cierto que hay niños que aprenden a leer a una edad muy temprana, y normalmente suelen tener alta capacidad intelectual, pero hay que tener en cuenta que, en muchos casos, no son niños a los que se les haya enseñado a leer.