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Lectura e integración auditiva (Tomatis, Bérard, SENA, Johansen)

2 Nov

En 2016 publiqué, con Gerardo Aguado, una revisión sobre intervenciones alternativas para la dislexia. En este trabajo presentábamos datos sobre la supuesta eficiacia de intervenciones que se presentan como útiles para solucionar dificultades de aprendizaje, sin una fundamentación clara. Lo que también se conoce como intervenciones pseudocientíficas o pseudoterapias. Uno de los temas que tratamos fueron las intervenciones de integración auditiva, entre las que son populares la de Tomatis, la de Bérard y estimulación neuroauditiva SENA. Además parece que se está extendiendo la terapia de estimulación auditiva Johansen

En estas intervenciones se escuchan sonidos previamente filtrados. Es bastante común que se trate de música de Mozart o de canto gregoriano. Previamente se realiza un audiograma para determinar a qué frecuencias es hipersensible la persona tratada.

La falta de datos sobre la utilidad de algo no significa necesariamente que no sea útil, aunque en este caso estamos hablando de propuestas que se iniciaron hace más de medio siglo, de modo que resulta inquietante el que no se haya formado un respaldo empírico. La integración auditiva cumple varios de los indicadores que Russell Worrall propuso en 1990 para detectar prácticas pseudocientíficas. El que más claramente cumple es que se oferta para intervenir en problemas que tienen poca relación entre sí, como tratamiento de la dislexia, del autismo, del déficit de atención, refuerzo en el aprendizaje de idiomas o preparación al parto.

Estas intervenciones han sido desaconsejadas por asociaciones como la Educational Audiology Association, American Academy of Pediatrics, American Speech-Language Association o American Academy of Audiology.

Pero la intención de esta entrada es revisar si contamos con evidencias sólidas de la eficacia de la integración auditiva teniendo en cuenta las investigaciones realizadas en los últimos años.

Meta-análisis y revisiones

Existe un meta-análisis sobre el tema, publicado por Gilmor (1999). Como ya lo comenté en nuestra revisión de 2016, copio aquí el texto: «sintetizan los datos de 5 investigaciones, llegando a la conclusión de que el método de Tomatis produce pequeñas mejoras en medidas de tipo lingüístico, entre las que se incluían pruebas de lectura. Este metaanálisis no va precedido por una revisión sistemática, es decir, el autor eligió las investigaciones que incluyó en el metaanálisis sin establecer unos criterios previos de búsqueda y de selección. Sin embargo, debido al escaso número de trabajos de investigación sobre el método, cabe la posibilidad de que el autor simplemente incluyera todas las investigaciones disponibles en el momento.«

Gerritsen (2012) publicó una revisión sobre investigaciones realizadas con el método Tomatis. Resulta curioso que este trabajo se publicase en «Revista de toxicomanías». Presenta 10 investigaciones sobre los efectos del método Tomatis en problemas de aprendizaje y conducta. Cinco de ellas son las que estaban incluidas en el meta-análisis de Gilmor (1999). Uno de los 10 trabajos no es un estudio de intervención, y cinco de ellos carecen de grupo de control. El autor concluye que el método Tomatis ha desmostrado ser efectivo en el tratamiento de las dificultades de aprendizaje y de conducta.

En 2016 se publicó nuestra revisión (Ripoll y Aguado, 2016), en ella se localizaban dos estudios no incluidos en la revisión de Gerritsen (2012). Uno de ellos era un trabajo no publicado, de Lara et al. (2007), encontrado en la lista de investigaciones de la web de Tomatis Association. Sus resultados eran dispares ya que a veces beneficiaban al grupo experimental y a veces al grupo de control y normalmente, las diferencias eran pequeñas. El otro era un estudio con grupo de control placebo, del que no llegamos a encontrar el texto completo, pero que aparece resumido en algunos documentos como este (sección nº 9). Al parecer, los resultados en habilidades prelectoras no fueron significativos.

Ożańska-Ponikwia (2016) ha publicado una revisión centrada en el uso del método Tomatis como intervención para las dificultades de aprendizaje. En ella cita el meta-análisis de Gilmor (1999) y otros estudios, varios de ellos de forma indirecta, es decir, no consulta la fuente original sino la descripción que hacen otros autores.

Trabajos de investigación

Resulta curioso ver cuáles los trabajos de investigación que se citan en esas revisiones y otros que se han publicado sobre la eficacia de la integración auditiva. Más adelante presento una tabla con lo que he encontrado en las revisiones de la sección anterior, en las secciones de investigación de Berard AIT, Tomatis, SENA, y con algunas búsquedas en Google Académico.

La mayor parte de los trabajos incluidos en la lista utilizaron el método de Tomatis, uno de ellos (Sezer, 2015) el método de Berard y otro (Zwart, 2021) la estimulación auditiva de Johansen. No he localizado investigaciones que empleen el método SENA. Los resultados son generalmente positivos. Sin embargo es un conjunto de estudios de una calidad cuestionable por razones como las siguientes:

  • Son muy pocos los que se han publicado en revistas revisadas por pares. Varios de estos trabajos son comunicaciones en congresos o informes preparados por centros especializados en estos tratamientos.
  • Varios de ellos no tienen grupo de control de modo que no se puede descartar que en estos las mejoras sean producidas por el paso del tiempo, especialmente si se tiene en cuenta que son tratamientos largos que pueden llegar a alcanzar las 60 o 90 horas de intervención.
  • Las muestras tienden a ser pequeñas y, precisamente, los estudios con mayores muestras son los que no tienen grupo de control.
  • En ocasiones se comparan grupos de intervención y control sin garantizar que sean equivalentes antes de la intervención.

Se podrían mencionar otras amenazas de sesgo en los resultados, como algunas muestras autoseleccionadas (se trabaja con personas que han decidido acudir a un centro de integración auditiva), evaluadores que trabajan en estos centros y saben quién pertenece al grupo experimental y de control, o algunos resultados basados en la impresión de los padres de los participantes (que quizá estaban pagando el tratamiento). Muy pocos de los estudios de esta lista o quizá ninguno pasarían a formar parte de un meta-análisis o revisión sistemática exigente con la calidad de las publicaciones seleccionadas.

ESTUDIOPARTICIPANTESGRUPO DE CONTROLRESULTADO EN LECTURA
Gilmor (1982; 1984a)102, acuden a una clínica para tratamiento con tomatisNoNo he podido localizar este trabajo. Gilmor (1999) indica un TE=0.29 en el dominio lingüístico.
Rourke y Russell (1982)25, con retraso de aprendizajeNo he podido localizar este trabajo. Gilmor (1999) indica un TE=0.61 en el dominio lingüístico.
Gilmor (1984b)400, acuden a un clínica para tratamiento con tomatisNoNo he podido localizar este trabajo. Gerritsen (2012) indica que en el 85% de los casos, los padres apreciaron mejoras en la comprensión lectora.
Mould (1985a)22, con dislexia severaFormado por 11 de los participantesNo he podido localizar este trabajo. Gilmor (1999) indica un TE=0.60 en el dominio lingüístico.
Mould (1985b), Gilmor y Mould (1994)24, con dislexia severaFormado por 12 de los participantesNo he podido localizar este trabajo. Gilmor (1999) indica un TE=0.87 en el dominio lingüístico.
Kershner et al. (1986; 1990)26, con dificultades de aprendizajeFormado por 13 de los participantes, con un tratamiento placeboLas diferencias entre grupos en el pretest hacen dudoso el resultado conseguido. Al finalizar la intervención, el grupo que sigue el método Tomatis tiene una mejora con un TE=0.37 no significativa. En el seguimiento un año después la diferencia sigue siendo no significativa: TE=0.18.
Sandislands (1989)72, de los que 32 tenían bajo rendimientoFormado por 40 participantes sin dificultadesNo he podido localizar este trabajo. Ożańska-Ponikwia (2016) indica que el grupo tratado con tomatis tuvo mayores mejoras en lectura oral.
Andrews et al. (2005)DesconocidoControl placebo asignado aleatoriamenteNo he podido localizar este trabajo. Algunas referencias a él describen resultados no significativos en habilidades prelectoras.
Sollier (2005)400NoDescribe un estudio del Tomatis Center de Toronto. Según sus datos, el 69% de los padres de los participates apreciaron mejoras en la escritura.
Lara et al. (2007)68Dos grupos de control: uno de estimulación musical (21 participantes) y otro de control (26)Se desconoce la equivalencia previa de los grupos. En la puntuación general de lectura el grupo tomatis tiene una mejora no significativa con un TE=0.25.
En las subescalas, los resultados están entre TE=-0.222 en nombre y sonido de las letras y TE=0.376 en velocidad lectora.
Chou (2012)8NoSe observa una mejora en la lectura del inglés (como lengua extranjera). Las mejoras tiene un efecto entre TE=1.13 en pronunciación y TE=2.11 en acentuación.
Sacarin (2013)2510 de los participantes. Estos recibían tratamiento farmacológico para el TDAH.En un test de lectura de palabras el grupo tratado con tomatis obtiene mejora de forma no significativa, con un TE = 0.54. Este efecto se produce, fundamentalmente, porque el resultado del grupo de control es peor en el postest que en el pretest.
En un test de lectura de pseudopalabras el grupo tratado con tomatis obtiene una mejora no significativa con un TE = 0.44. En ambos test había diferencias sustanciales entre los grupos antes de la intervención, por lo que estos resultados no se pueden considerar fiables.
Torres (2014). Grupo de 4º19Formado por 8 de los participantesEn una prueba escolar de comprensión lectora, el grupo tratado con tomatis obtiene una mejora no significativa con un TE = 0.18
Torres (2014). Grupo de 3º23Formado por 18 de los participantesEn el test de comprensión lectora ACL, el grupo tratado con tomatis obtiene una mejora no significativa con un TE = 0.49. Los grupos no son equivalentes antes de la intervención.
Sezer (2015)30 que recibían una formación de lectura rápida.Formado por la mitad de los participantes.La velocidad lectora inicial es de unas 65 ppm (sorprendemente lenta para la edad de los participantes). Tras la intervención, el grupo que recibe el tratamiento berard supera las 200 ppm, mientras que el grupo de control alcanza las 100 ppm. La comprensión del grupo que recibe berard pasa de 73.3% a 98.6%, con un efecto techo (14 participantes alcanzan el 100%). En el grupo de control pasa de 67.1% a a 80.7%.
Rahnmani et al. (2019)14Formado por la mitad de los participantes, elegidos aleatoriamente.Los autores indican una mejora en lectura. El artículo está escrito en árabe, por lo que desconozco más detalles.
Zwart (2021)28Había dos grupos de control, uno formado por 10 participantes con dislexia y otro por 8 participantes sin dislexiaEn comparación con el grupo de participantes sin dislexia, el grupo de 10 participantes con dislexia tratado con la intervención de Johansen consiguió mejoras no significativas en lectura de palabras (TE = 0.54), lectura de pseudopalabras (TE = 0.59) y lectura de texto (TE = 0.33). El resultado en comprensión lectora fue nulo (TE =-0.04
En las medidas de lectura de palabras y pseudopalabras había diferencias sustanciales en el pretest. La diferencia era aceptable en la prueba de lectura de texto y en comprensión lectora.

Una de las cosas que más me ha llamado la atención es encontrar listas de estudios que (supuestamente) muestran la eficacia del método que parecen copiadas unas de otras y en las que varios de esos estudios probablemente no han sido leídos por los autores de la lista dado que no parece posible encontrarlos. Un ejemplo de esto puede ser la revisión de Ożańska-Ponikwia (2016) que, como comenté antes, presenta varios de los estudios sobre el método tomatis con citas indirectas.

A continuación menciono algunas publicaciones que aparecen las revisiones de Gilmor, Gerritsen u Ożańska-Ponikwia pero que no parecen tratar sobre lectura, por eso no están incluidas en la tabla anterior:

  • Wilson et al. (1982; 1984) se refieren a dos comunicaciones presentadas en congresos. No he podido acceder al texto completo, pero según la descripción de Gerritsen (2012) no se evaluó la lectura. Padres y profesores hicieron una valoración de conductas comunicativas con una escala creada para ese estudio.
  • Roy (1980) y Neysmith-Roy (1980) parecen ser ilocalizables. Gerritsen (2012) no menciona resultados de lectura al comentar esos trabajos.
  • Spaggiari et al. (1995) es una comunicación en un congreso, que tampoco he podido consultar. Gerritsen (2012) no menciona resultados sobre lectura.
  • Nicoloff (2004) es una descripción, sin ningún método de investigación, de dos casos de dispraxia verbal tratados con el método tomatis. Se centra en aspectos del lenguaje oral.
  • Ross-Swain (2007) es un estudio sin grupo de control que no incluyó medidas sobre lectura.
  • Ożańska-Ponikwia (2016) cita indirectamente un estudio de Lozano (2006). Se trata de una comunicación en un cogreso que parece corresponderse con la publicación de Lara et al. (2007). También cita de forma indirecta otros dos estudios de un proyecto realizado en escuelas de Polonia. No he llegado a localizar ninguno de ellos. Atendiendo a otra fuente (Ratyńska, 2014) parece que hubo un grupo de control, pero que no se evaluó la habilidad de lectura.

(In)eficacia de las «intervenciones alternativas» para la dislexia

16 Sep

Os presento un interesante informe titulado Eficacia de las intervenciones para el tratamiento de la dislexia: una revisión. Es un trabajo que he preparado junto con el profesor Gerardo Aguado por encargo del Colegio de Logopedas del País Vasco y la asociación Dislebi.

Se trata de una revisión en la que se examina la investigación sobre la eficacia de distintos métodos para la mejora de la dislexia (trastorno de lectura o dificultad específica de aprendizaje de la lectura). Al tratarse de un campo inmenso, nos centramos en la búsqueda de trabajos de síntesis: meta-análisis, revisiones sistemáticas o síntesis de la mejores evidencias en los que ya se haya hecho una búsqueda sistemática de la investigación sobre un tipo de intervención. Cuando no encontrábamos estos trabajos de síntesis buscamos revisiones narrativas (se hace una búsqueda pero no es sistemática) o las investigaciones primarias que daban soporte a ese método.

A continuación hago una lista con los tipos de intervención examinados y la información fundamental encontrada sobre cada uno.

Intervenciones de tipo fonológico

Son las que incluyen actividades para la práctica de las habilidades fonológicas (discriminación y manipulación de los sonidos de la lengua), la asociación entre letras y combinaciones de letras y sonidos y la práctica de la lectura.

Existen varios trabajos de síntesis, desde 1999 hasta la actualidad, que muestran un efecto positivo de estas intervenciones en el alumnado con dislexia.

Integración auditiva

Esta intervención, también conocida como método Tomatis, método Bérard o terapia auditiva se basa en la escucha de música gregoriana o de Mozart modificada para eliminar algunas frecuencias.

En 1999 se publicó un meta-análisis de cinco investigaciones que encontraba pequeñas mejoras en medidas de tipo lingüístico con el método Tomatis. No se han encontrado trabajos posteriores que repliquen estos resultados. Las investigaciones realizadas con posterioridad tienen serios problemas de método (falta de grupos de control), ofrecen resultados poco claros, o no son localizables.

Entrenamiento auditivo con soporte informático

Esta sección se refiere a programas como Fast ForWord, Earobics o LiPS.

La eficacia de estos programas, especialmente de Fast ForWord se está debatiendo actualmente. Existen tres meta-análisis recientes de los que dos no encuentran mejoras en la lectura y otro encuentra mejoras en el aprendizaje de las correspondencias entre letras y sonidos, pero no en otras áreas como la fluidez o la comprensión lectora.

Terapia visual

También conocida como terapia optométrica. Trata de solucionar mediante ejercicios problemas visuales relacionados con la convergencia, el enfoque y los movimientos oculares.

Los distintos trabajos de síntesis que han considerado esta alternativa no encuentran evidencias de su utilidad para el tratamiento de la dislexia. En general consideran que los trabajos de investigación realizados son de baja calidad, de modo que, normalmente, no cumplen los requisitos de método para ser incluidos en las revisiones.

Resulta curioso que hemos encontrado un trabajo de 1974 en el que ya se ponían en duda los beneficios de la intervención optométrica para el tratamiento de las dificultades de aprendizaje. Después de más de 40 años no se han aportado evidencias de esos beneficios, pero continúan ofertándose estas intervenciones.

Lentes tintadas

Se trata de unas gafas de colores fabricadas por las empresas Irlen o Intuitive que solucionarían o paliarían un supuesto síndrome de la sensibilidad escotópica o estrés visual, reduciendo el esfuerzo para leer.

La distintas revisiones realizadas desde 1990 no encuentran evidencias de su eficacia y, más bien, señalan la baja calidad de las investigaciones que se han realizado. La más reciente de todas indica que las posibles mejoras se podrían deber a un simple efecto placebo.

Entrenamiento perceptivo-motor

Se trata de distintos métodos como Brain Gym, DORE, INPP, Padovan o la terapia de movimientos rítmicos que tratan de solucionar las dificultades de lectura mediante la repetición de patrones de movimiento o ejercicios de equilibrio y coordinación. Varios de estos programas se derivan de los métodos desarrollados por Doman y Delacato y, a veces se presentan en los colegios como programas de estimulación temprana y últimamente con nombres que incluyen el prefijo «neuro» (neuro-estimulación, neuro-motricidad…).

Ya en 1983 se publicó una revisión general que indicaba que las intervenciones perceptivo-motoras no producían efectos apreciables sobre la lectura, la escritura, el lenguaje o el rendimiento académico y, curiosamente, tampoco sobre la percepción o la motricidad.

Respecto a programas concretos:

  • Brain Gym: una revisión recomienda evitar su uso por falta de fundamentación e investigación.
  • Frostig: una revisión encuentra que no es eficaz en la mejora de las dificultades viso-perceptivas ni del rendimiento escolar.
  • DORE (anteriormente DDAT): no existen revisiones, sólo hemos localizado dos investigaciones (un estudio experimental y su seguimiento) que encuentran un efecto positivo en la mejora de la lectura. Estos estudios fueron criticados por varios autores, originándose una sucesión de réplicas y contrarréplicas.
  • Integración de reflejos primitivos o movimientos rítmicos: existe una revisión que no hemos podido localizar y que indica un pequeño efecto positivo del programa INPP. Sólo hemos podido encontrar el informe de una de las investigaciones incluidas en esta revisión, en el que no se encuentran mejoras en lectura con la aplicación de INPP. Existen otras dos investigaciones que encuentran efectos positivos de otros programas de integración de reflejos primitivos.
  • Gateo: aunque se trata de una parte de los programas derivados de Doman y Delacato, es frecuente encontrarlo recomendado para la prevención de problemas de aprendizaje. No hemos encontrado ninguna investigación sobre esta práctica.
  • Padovan: no hemos encontrado ninguna investigación sobre su eficacia en la lectura, a pesar de que se desarrolló como método para tratar la dislexia.

Técnicas quiroprácticas

Tratan de solucionar los problemas de lectura mediante manipulaciones de los tejidos blandos del cuerpo.

Existe una revisión que (sorprendentemente) encontró varios estudios al respecto, con baja calidad de método.

Más concretamente, sobre la kinesiología hemos encontrado un informe de caso y un estudio sobre la «terapia girasol» (combinación de kinesiología aplicada, osteopatía, masajes, homeopatía, fitoterapia y programación neurolingüística) en el que no se encontraron efectos significativos sobre la lectura. Aunque existen algunas revisiones sobre los efectos de la osteopatía, ninguna de las que hemos localizado menciona investigaciones que encuentren beneficios en el tratamiento de problemas de lectura.

Integración sensorial

Tratan de solucionar problemas de integración sensorial (la existencia de estos problemas es objeto de debate actualmente) proporcionando una estimulación controlada. Muchas veces se identifica con la terapia ocupacional.

Existen investigaciones que encuentran efectos positivos de la integración sensorial en campos como el lenguaje, el aprendizaje o la lectura. También hay otras investigaciones que no encuentran esos efectos. Las revisiones realizadas muestran una pauta que explica estas diferencias: las investigaciones realizadas antes de 1983 y las investigaciones con menor calidad de método son las que, en conjunto muestran un efecto positivo de la integración sensorial en el aprendizaje. En cambio, si se atiende a los estudios más rigurosos, no se encuentra ese efecto.

Hay una técnica concreta que ha merecido una revisión. Se trata del protocolo de Willbarger (la parte más conocida es el cepillado de Willbarger). La revisión indica que, sencillamente, no existe investigación sobre sus efectos en niños de modo que no se pueden obtener conclusiones sobre su eficacia.

Método Davis

A partir de la idea de que las personas con dislexia piensan con imágenes y no con palabras propone algunas estrategias para solucionar la supuesta desorientación que les producirían las palabras sin contenido semántico (pronombres, preposiciones, determinantes…) que no permiten formar una imagen mental.

No se ha encontrado ninguna revisión sobre su eficacia. Además su investigación es difícil puesto que se trata de un método registrado que sólo puede ser aplicado por personas certificadas por la Davis Dyslexia Association International. No obstante, se han publicado algunas investigaciones, con  muestras muy pequeñas. La única de estas investigaciones experimentales de la que hemos podido conseguir el texto completo está escrita en persa. Otros estudios no experimentales que sí hemos podido consultar tenían serios problemas de método.

Neurofeedback

Se trata de un sistema tecnológico que informa a la persona tratada sobre algunos parámetros de la actividad eléctrica que acompaña al funcionamiento del cerebro con el objetivo de que aprenda a realizar modificaciones en estas medidas.

Sólo hemos localizado dos estudios sobre la eficacia de esta técnica para mejorar la lectura: un  estudio experimental con una muestra pequeña que no encontró mejoras en lectura, aunque sí en deletreo y un estudio de caso único con seis participantes en el que se encontró una disminución del número de errores y un aumento de la velocidad de lectura.

Musicoterapia y educación musical

La musicoterapia es el uso de la música para conseguir beneficios en la salud, mientras que la educación musical es la enseñanza de contenidos relacionados con la música.

Las tres revisiones que hemos encontrado sobre la influencia de la música en la lectura no encuentran efectos positivos.

Dieta

Trata de conseguir mejoras mediante el uso de dietas o el consumo de suplementos alimenticios.

Las revisiones localizadas han tratado en el efecto de los ácidos grasos coincidiendo en la falta de estudios rigurosos suficientes como para obtener una conclusión.

Tratamientos desaconsejados

Muchas veces los investigadores, con un ánimo de objetividad e imparcialidad, omiten algunas conclusiones. Me estoy refiriendo conretamente a esas revisiones en las que no se encuentra investigación sobre un método y se concluye que no es posible recomendarlo o rechazarlo por esa falta de estudios.

Una postura alternativa es que, al menos en el caso de la dislexia, lo que no haya mostrado ser eficaz debería evitarse y, si se utiliza tendría que ser de forma experimental y durante un tiempo prudencial (algunas intervenciones llevan más de 40 años utilizándose «de forma experimental» sin encontrarse resultados claros de su eficacia). Por otra parte, la recomendación de intervenciones que no hayan mostrado ser eficaces es, como poco, una irresponsabilidad.

Son varias las asociaciones científicas que han publicado comunicados desaconsejando el uso de algunas de las intervenciones que se han expuesto, entre ellas están la American Academy of Audiology, American Academy of Ophtalmology, American Academy of Pediatrics, American Association for Pediatric Ophtalmolgy and Strabismus, American Association of Certified Orthoptists, American Optometric Association, American Speech-Language-Hearing Association, Educational Audiology Association

Algunas de estas asociaciones han considerado que intervenciones como la integración o terapia auditiva (Berard-Tomatis), la terapia visual (optometría), las lentes de colores o la integración sensorial no deberían ser ofrecidas como tratamientos para la dislexia o los problemas de lectura, a no ser que sea con fines experimentales, es decir, como parte de una investigación para recoger datos sobre su utilidad y advirtiendo a las familias de los niños de ese carácter experimental.

Sobre las intervenciones para mejorar la lectura

23 Abr

¿Qué sistemas son eficaces para intervenir en problemas de lectura, y cuáles prometen más que lo que demuestran?

Ya sé que no todo el mundo tiene tiempo para ver un vídeo que dura dos horas largas, pero seguro que a mucha gente le interesa, así que enlazo esta conferencia de mi compañero Gerardo Aguado, titulada «Intervención: la Oferta Metodológica», en la que se revisan varios de los «tratamientos alternativos» más extendidos para la dislexia. Para quien tenga menos tiempo, es posible consultar la presentación que utilizó, que incluye mucha información en las diapositivas, de modo que es muy comprensible, aun sin la explicación que la acompañaba.

En resumen, que mucha de la «neuro-pseudociencia» actual (con todo mi respeto a los verdaderos neurólogos y neuropsicólogos) tiene muy poco de ciencia, al menos en su aplicación al tratamiento de los problemas de lectura. Al hablar de pseudociencia me refiero a intervenciones que se presentan como basadas en la ciencia, normalmente en el conocimiento del cerebro o de los procesos neurológicos, pero no están respaldadas por evidencias científicas de buen nivel. Muchas de estas intervenciones se están abriendo un hueco en la escuela, aprovechando que existe una moda de innovación escolar superficial, es decir, no basada en los datos y en la investigación, sino en la estética y en la atracción de clientes.

Una de las razones por las que el profesor Aguado señala que no han desaparecido este tipo de tratamientos, es que la información que nos podría alertar sobre su ineficacia, y, en algunos casos, la tomadura de pelo que pueden llegar a ser, está publicada en medios muy especializados que la mayor parte de la gente no lee, mientras que la información favorable se encuentra en blogs, foros y medios generalistas que tienen mucho más impacto.

Pues nada, como tengo un blog que tiene como objetivo la divulgación de información científica sobre la lectura, aquí está esta entrada. A veces estas cosas atraen comentarios y discusiones de lo más variopinto, así que mis reglas son:

  1. El que propone algo es el que tiene que demostrarlo proporcionando las evidencias pertinentes. Por ejemplo, si alguien piensa que el método Tomatis paliaría un tercio del fracaso escolar (la fuente original dice que lo reduciría a la mitad. No, no pienso contribuir al éxito de los medios que lo propagan dando enlaces), tendrá que proporcionar los datos. No basta con llevar bata blanca, o decir que se aplica con mucho éxito en las escuelas de Polonia.
  2. Existen distintos niveles de evidencias. Los niveles superiores son más fiables que los inferiores, y lo de «existe un estudio que…» es muy arriesgado, ya que el error de medida, las muestras pequeñas, y otras variables que influyen en los resultados pueden hacer que un estudio en concreto proporcione casi cualquier resultado. Lo que perseguimos es algo como «tras ver todos los estudios que se han realizado en este campo…» o «considerando los estudios más fiables sobre el tema, realizados por distintos equipos de investigación…». Igual no podemos ponernos de acuerdo al cien por cien sobre qué es un estudio fiable, pero está clarísimo que hay determinadas condiciones que ayudan a ello.
  3. Aunque parezca muy convincente lo de «a mi hijo le ha ido muy bien con…», o «conozco a alguien que…», es válido para su hijo o para su vecino, no para la población general, por que, ¿qué pasa si yo conozco a uno que le ha ido mal?
  4. Dos páginas de este blog (Bibliografía y Súper-resumen) contienen las bases principales de mi postura. Ambas están basadas en revisiones de la literatura científica. Si hay estudios relacionados con intervenciones alternativas los incluyo. Si no los hay, no los incluyo.
  5. Utilizo con mucha reticencia expresiones como «terapia alternativa»: si es una terapia tendrá que dar muestras de su eficacia, y lo de alternativa me suena a que podemos elegir una u otra, todo vale. Pues no, hay cosas que están bien fundamentadas, y ojo, eso no quiere decir que su eficacia sea asombrosa. Por lo que sabemos es más bien pequeña y no siempre funcionan, pero, desde luego es una eficacia mayor que la de las alternativas con las que se han comparado.
  6. En estos asuntos, tarde o temprano sale lo de ser abierto de mente, algo que me desconcierta: nunca he entendido por qué leer blogs sobre homeopatía es ser abierto de mente, y leer el Reading Research Quarterly es ser cerrado. Que algo no esté respaldado por estudios científicos no implica que no sea útil, pero si es útil de verdad, ¿por qué no se estudia y se comparten los resultados? Vean el punto 1: es el que propone algo el que tiene que demostrarlo. No vale lo de «demuéstrame que no es verdad, porque perdemos mucho tiempo».

Concurso de gateo. El niño de la parte inferior podría ser uno los pocos datos sobre el efecto positivo del gateo en la lectura, aunque la relación podría ser inversa.