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Cómo desarrollar la comprensión lectora en las escuelas

23 Mar

Existen muchísmos textos con consejos para desarrollar la comprensión lectora, pero hay uno que ha llamado me atención por varios motivos. Uno es su título, que traducido es: La ciencia de la enseñanza de la comprensión lectora. Pero lo que más me sorprendió fue ver que dos de sus autores eran Nell Duke y David Pearson.

Nell Duke es profesora en la Universidad de Michigan y ya ha aparecido antes en este blog con su modelo DRIVE de lectura. David Pearson está jubilado actualmente, pero ha sido una de las figuras más relevantes en el estudio de la competencia lectora. Entre sus muchas contribuciones, ha sido editor del Handbook of reading research, hasta su cuarto volumen.

Pero vamos con lo importante que es lo que proponen Duke, Pearson y Alessandra Ward, la otra autora de este artículo. Simplemente recojo sus ideas clave para quien tenga prisa o para animar a leer el artículo completo.

La enseñanza de habilidades de lectura de palabras y de habilidades puente es un fundamento de la comprensión lectora

La comprensión lectora se basa en la habilidad de leer las palabras que forman los textos, así que la lectura correcta es una condición necesaria, aunque no suficiente para la comprensión. Hay unas habilidades de decodificación básicas que debemos enseñar que son:

  • Conciencia fonológica.
  • Conocimientos sobre el lenguaje escrito.
  • Relaciones entre letras y sonidos.
  • Reconocimiento de palabras (quizá esta habilidad sea más importante en inglés que en español).

Normalmente, la enseñanza de estas habilidades ya está programada como enseñanza inicial de la lectoescritura.

Las habilidades puente están en la frontera entre la descodificación y la comprensión. En este artículo se señalan tres habilidades puente que son:

Flexibilidad cognitiva grafo-fonológico-semántica. Este es un concepto muy característico de Nell Duke. La flexibilidad cognitiva es una función ejecutiva que permite realizar cambios con facilidad. En este caso se trataría de la habilidad para atender simultáneamente o cambiar rápidamente el foco de atención entre las letras y sonidos que componen las palabras (parte grafofonológica) y su significado (parte semántica). Los autores del artículo proponen una forma concreta de trabajar la flexibilidad grafo-fonológico-semántica y es con matrices en las hay que proponer una palabra que encaje tanto temáticamente como en cuanto a su letra de inicio.

Matriz para el trabajo de la flexibilidad grafo-fonológico-semántica

En este caso, habría que buscar una palabra que sea un medio de transporte y comience por la letra «T», como «tren» o «trineo».

Conciencia morfológica. Se trata de la percepción de las partes de la palabra con significado: su raíz, prefijos y sufijos.

Fluidez. Consiste en leer con precisión, una velocidad adecuada y una buena prosodia, es decir, agrupando las palabras en unidades de significado y con una entonación similar a la que tenemos en el habla. En este caso sugieren actividades como teatro de lectores, lectura coral, en eco o pareada. Me resulta curioso que no mencionen las lecturas repetidas que son la forma más investigada de desarrollar la fluidez. Enlazo aquí algunos consejos para trabajar la fluidez.

El trabajo explícito de la comprensión

Las habilidades puente tampoco garantizan un comprensión automática de lo leído y no se debe caer en el error de pensar que hay que esperar a que se haya adquirido una lectura correcta y fluida para comenzar a trabajar la comprensión. Duke, Pearson y Ward proponen varios aspectos clave para el trabajo de la comprensión.

Enseñanza de las características de los textos. En el lenguaje escrito hay características que no aparecen ene el lenguaje oral, como los signos de puntuación o los elementos gráficos. Yo añadiría elementos tipográficos como distintos tamaños o formas de letra para señalar títulos y subtítulos o destacar palabras. Además, en los textos impresos se puede echar un vistazo antes de la lectura para anticipar el tema, el contenido y la estructura.

Enseñanza de vocabulario y conocimientos. Enseñar los significados de palabras clave en un texto mejora la comprensión de ese texto en concreto, aunque no hay pruebas de que eso se generalice a la comprensión lectora general. El vocabulario puede tener un tratamiento más activo y uno puede tratar de inferir o figurarse el significado de palabras desconocidas.

Existe una relación entre los conocimientos generales de la gente y su comprensión lectora, pero hay poca investigación acerca del impacto que tiene la enseñanza de contenidos escolares en la comprensión.

Enseñanza de estructuras textuales. Los lectores se benefician de la enseñanza de los elementos y características propias de los textos narrativos (personajes, localización, objetivo, problema, situación inicial, sucesos, resolución o tema). También es útil la enseñanza sobre las estructuras de los textos expositivos o informativos.

Enseñanza de estrategias de comprensión. Muchos alumnos se benefician de una enseñanza acerca de cómo dirigir su pensamiento antes, durante y después de la lectura, cómo supervisar su propia comprensión y qué hacer cuando detectan una dificultad de comprensión. Se pueden enseñar estrategias concretas durante un tiempo breve. Existe un repertorio relativamente extenso, pero también es común enseñar paquetes o combinaciones de varias estrategias.

Compromiso, motivación, práctica

Otra dimensión importante a tener en cuenta es que el compromiso con la lectura se relaciona con la comprensión. Aquí, los autores del artículo proponen tres puntos clave.

Cantidad de lectura. Las prácticas de lectura extensiva en la escuela tienen pocas evidencias de ser eficacia. La lectura silenciosa sostenida es un ejemplo de este tipo de programas en los que se dedica un tiempo diario a la lectura de un material elegido por cada alumno y sin que haya que hacer una actividad o cuestionario de evaluación de lo leído. El artículo menciona un nuevo procedimiento, diseñado para ser más eficaz: la lectura silenciosa con andamiaje (ScSR), con tres componentes:

  1. Enseñanza explícita de estrategias para la selección de libros.
  2. Encuentros individuales en los que los alumnos leen en voz alta y responden a preguntas acerca del texto.
  3. Establecimiento de objetivos relacionados con la lectura de variedad de géneros en un tiempo determinado.

Fuera de la escuela se puede llegar a leer mucho, algo que favorecería la comprensión. Respecto a esto, los autores mencionan los programas de lectura en verano, teniendo en cuenta que pueden ser ineficaces si no van acompañados por un trabajo de fluidez y estrategias de comprensión.

Análisis y debate sobre los textos. Existen programas de lectura basados en el comentario y debate sobre los textos. Obviamente, los que mencionan Duke, Ward y Pearson están en inglés (Questioning the author, Instructional conversations, Junior great books o Shared inquiry).

Escritura. Escribir sobre los textos mejora la comprensión. Esto se puede practicar resumiendo, tomando notas sobre los textos, respondiendo a preguntas de desarrollo o realizando actividades en torno al texto como inventar una continuación o un final alternativo.

La motivación para la lectura parece aumentar el compromiso lector y esa pueda ser la explicación de la influencia de la motivación en la comprensión lectora.

Décimo aniversario 9: motivación y lectura

4 Ago

En la novena entrada serie del décimo aniversario del blog recojo algunas de las cosas que he escrito sobre motivación para la lectura.

Existe una relación moderada entre Lectura y motivación y entre Lectura por placer y comprensión lectora. Tal como se ve en Efectos de la motivación para la lectura en la motivación y en la lectura, las intervenciones de motivación producen una pequeña mejora en la motivación y en el rendimiento en lectura. Esto nos hace pensar que la motivación para la lectura puede tener un papel en los planes o programas de mejora de la competencia lectora, pero no debería ser un papel protagonista.

En relación con lo anterior, hemos visto cómo Mejorar la autoeficacia lectora: un meta-análisis. Las investigaciones sobre el tema han utilizado lectura silenciosa sostenida (SSR), READ 180, enseñanza recíproca, concept mapping, enseñanza lectora orientada a los conceptos (CORI), combinaciones de estrategias de lectura y comprensión, información sobre el rendimiento y autorregulación.

Esta autoeficacia lectora es una parte de la motivación: la opinión que las personas tienen sobre su capacidad para leer y resolver problemas en la lectura. Presenté una herramienta para su evaluación en Escala de autoeficacia en la lectura.

Una idea bastante extendida es que la motivación para la lectura comienzan en el hogar que el ejemplo de los padres es clave. La entrada Relación entre ambiente lector en la familia y comprensión lectora nos presenta el concepto de «entorno lector del hogar» y nos muestra cómo se relaciona con la comprensión lectora.

Entre las acciones para la mejora de la motivación, las más conocidas son las campañas o planes para la promoción de la lectura. En realidad, tenemos poca información sobre la utilidad de estas medidas (Promoción de la lectura: ¿sabemos si es útil?) para la mejora del interés por la lectura o de la motivación.

Entre los planes de promoción, tienen especial importancia los institucionales, por la cantidad de recursos que consumen. En este caso tenemos la triste historia del Plan de fomento de la lectura 2017-2020 que termina con la entrada ¿De qué murió el plan nacional “Leer te da vidas extra”?

Pero existen otras actuaciones más locales. Sobre la mayor parte de ellas no he tratado en el blog, pero, por lo llamativa que es esta, sí que me he preguntado si ¿Necesitamos leer a los perros?

También existe un programa educativo que trata de aplicar los conocimientos sobre qué influye en la motivación lectora. Se trata de Cori (instrucción de lectura orientada a conceptos).

Finalmente, a lo largo de estos años, he comentado distintos estudios basados en encuestas sobre habítos lectores, práctica de la lectura o lecturas preferidas en distintos grupos de edad de españoles. En este caso no ofrezco los enlaces convencido de que se trata de datos interesantes en la época en que se publican pero que dejan de ser relevantes con el paso del tiempo.

El peligro de los detalles seductores

16 Jun

Seducir es atraer físicamente a alguien con el propósito de obtener de él una relación sexual. Al menos eso dice el diccionario de la Real Academia Española en la segunda acepción de esta palabra. ¿Y cuál es entonces la primera acepción? Según este diccionario, el primer significado de seducir es: persuadir a alguien con argucias o halagos para algo, frecuentemente malo.

La verdad es que esta entrada no tiene mucho que ver con eso, pero me viene muy bien para ilustrarla. Los detalles seductores son informaciones irrelevantes pero interesantes que se incluyen en algunos textos para hacerlos más atractivos. Por ejemplo, esta entrada no tiene nada que ver con la atracción física ni el sexo, pero los menciono para llamar la atención del público. ¿Es una buena idea?

Quizá no. Sabemos, por ejemplo, que las elaboraciones o detalles que desarrollan las ideas principales de los textos expositivos hacen que el texto sea más largo y, por tanto, se tarde más en leerlo, pero tal vez no mejoren el aprendizaje. Nola Daley y Katherine Rawson lo estudiaron con textos de psicología: aunque los participantes tardaban más en estudiar los textos con elaboraciones, su recuerdo de las ideas principales era similar que el que tenían los que habían estudiado los textos que «iban al grano». Sus resultados en pruebas de comprensión sobre los textos leídos sí que fueron mejores, aunque la diferencia no fue significativa.

NarayanKripa Sundararajan y Olusola Adesope han revisado la investigación sobre el efecto de los detalles seductores. En general, los datos disponibles muestran que los detalles seductores dificultan el aprendizaje. Quienes leen textos con detalles seductores rinden peor en pruebas de aprendizaje, recuerdo o comprensión, aunque el tamaño del efecto es pequeño: -0,33. Los resultados son bastante heterogéneos y curiosamente, en las 6 investigaciones en las que se evalúa la transferencia de la información, hay un efecto positivo (0,46), aunque no significativo de los detalles seductores. Pero en las 19 investigaciones que valoran el recuerdo de información y en las 43 en las que se valoran recuerdo y transferencia, los efectos son negativos y significativos: -0,37 y -0,41.

Fotografía de Alex Proimos. Enlazada de Wikimedia Commons.

Esta revisión analiza numerosas características relacionadas con los detalles seductores. En la mayoría de los casos, las diferencias no son significativas, pero se pueden destacar los efectos perjudiciales de detalles seductores:

  • Que se presentan de forma estática, especialmente como texto y como imagen.
  • Que se encuentran en la última página del material o en todas las páginas.
  • Que se encuentran en textos impresos.

El efecto se ha documentado especialmente en idiomas como el inglés, el chino y el coreano y en textos de Ciencias Sociales y Ciencias Naturales. Curiosamente, en las investigaciones con textos de Matemáticas, los detalles seductores tenían un efecto positivo sobre el aprendizaje.

Este efecto es muy similar en los casos en que los estudiantes controlan la velocidad y forma de presentación del material y en los casos en que no tienen ese control, o en estudiantes que se plantean objetivos previos y en los que no lo hacen.

Alexander Eitel, Tino Endres y Alexandre Renkl han intentado explicar el efecto perjudicial de los detalles seductores desde la teoría de la carga cognitiva y la autorregulación del aprendizaje. De forma muy básica, indican que:

  1. Un material de estudio mal diseñado (en este caso con detalles seductores) aumenta la carga cognitiva, disminuyendo el aprendizaje.
  2. El mal diseño del material puede ser compensado por la forma que tengan los alumnos de procesarlo.
  3. Aunque los estudiantes procesen el material de forma cuidadosa y estratégica, según transcurre el tiempo se van cansando y su aprendizaje depende más del diseño del material de estudio.

En un experimento sus resultados se ajustan a estas previsiones y recordemos que los detalles seductores en la última página mostraban un efecto negativo mayor, según los resultados de la revisión anterior.

La conclusión es clara: en los textos de aprendizaje, quizá no en los de Matemáticas, habría que evitar incluir informaciones, imágenes o animaciones curiosas y llamativas, pero que no desarrollen los contenidos.

 

Efectos de la motivación para la lectura en la motivación y en la lectura

3 Mar

Hace poco publiqué una entrada sobre lectura y motivación. En ella comentaba un meta-análisis realizado en la Universidad de Texas, en el que, a partir de 132 investigaciones, se establecía cómo parece haber una relación moderada entre motivación y rendimiento en lectura.

En esta entrada continúo con el tema de la motivación, pero desde la perspectiva de la intervención: si las actuaciones que realizamos para mejorar la motivación por la lectura aumentan la motivación y, además repercuten positivamente en el rendimiento en lectura. Tenemos algunos datos sobre esto gracias a un meta-análisis de Miriam McBreen y Robert Savage: The impact of motivational reading instruction on the reading achievement and motivantion of students.

Los autores del meta-análisis localizaron 49 publicaciones en las que se comparaba una intervención escolar de motivación con un grupo de control sin intervención o con una intervención sin ese componente de motivación.

Resultados

Individualmente, las mejoras de la motivación y el rendimiento o el rendimiento que presentan los estudios van desde resultados nulos hasta muy grandes, con tamaños del efecto que alcanzan desde 0 hasta 1,96. En ningún caso hay resultados negativos.

Considerando el conjunto de 49 investigaciones, las intervenciones de motivación produjeron una mejora en la motivación para la lectura (g = 0,30) y también en el rendimiento lector (g = 0,37). Sin embargo, parece existir un sesgo de publicación en los estudios sobre rendimiento lector: los estudios con menor error estándar (es decir con muestras más grandes y resultados más homogéneos) tienden a proporcionar resultados cercanos al 0. Curiosamente, como comenté anteriormente, ninguno de los estudios publicados ofrece un resultado negativo, algo que hace sospechar que las revistas científicas hayan podido desestimar la publicación de estudios sobre motivación para la lectura con resultados negativos.

Tras corregir el efecto de ese sesgo de publicación, el tamaño del efecto sobre el rendimiento lector es g = 0,20. Algunas referencias sobre el tamaño de los efectos de las intervenciones sitúan el 0,20 como límite entre un efecto no apreciable y un efecto pequeño. El efecto sobre el rendimiento lector se encontró en distintas variables: comprensión lectora (g = 0,40), precisión (g = 0,24), fluidez (g = 0,21), conciencia fonológica (g = 0,20 no significativo) y medidas generales de lectura (g = 0,13).

Algunos de los factores que influyeron en los resultados fueron: el tipo o contenido de las intervenciones, la formación de sus aplicadores, la calidad de las investigaciones y la forma de medir el rendimiento. En cambio, el tamaño de los grupos con los que se trabajaba, su edad, o el tratarse de alumnado con o sin dificultades de aprendizaje no influyó significativamente en los resultados.

Por una parte, para poder valorar adecuadamente estos resultados hay que tener en cuenta que las mayores mejoras en lectura se identificaron en estudios que evaluaron la lectura con pruebas desarrolladas por los investigadores y con calidad metodológica baja o media. Los resultados más bajos parecen corresponder a los estudios que utilizaron pruebas estandarizadas para la evaluación y con mayor calidad metodológica.

Desde un punto de vista más práctico, las mayores mejoras se relacionan con una formación intensiva de las personas que aplicaban la intervención y con intervenciones de entrenamiento atribucional y prácticas basadas en el interés. Los resultados más bajos aparecen en estudios con una breve formación de los aplicadores y que empleaban prácticas de autorregulación y e intervenciones con múltiples componentes.

El entrenamiento atribucional y las prácticas basadas en el interés también se identifican como las intervenciones que más aumentan la motivación por la lectura. El entrenamiento atribucional consiste en enseñar al alumnado a considerar el éxito (o el fracaso) en las actividades de lectura como algo que se debe a factores que están bajo su control, como la atención, la reflexión o la aplicación de estrategias. Las prácticas basadas en el interés tratan de promover el interés del alumnado en el material de lectura utilizando textos reales, que puedan despertar su curiosidad o combinándolos con actividades como experimentos científicos o teatro de lectores. La autorregulación, que se refiere a intervenciones metacognitivas en las que el propio lector planifica, supervisa y evalúa la actividad o el aprendizaje.

Conclusiones

Al igual que indiqué en la entrada anterior sobre lectura y motivación, la motivación parece tener cabida entre las herramientas para la mejora de la lectura, pero no parece prudente que sea el componente principal de un programa de mejora. Aunque pueda ser positivo, parece producir un efecto pequeño en la lectura.

Por otra parte, muchas de las actuaciones que se suelen emplear en la motivación para la lectura: campañas de lectura, ferias del libro, visitas de autores, carnés de lector, intercambio de libros… apenas se ven reflejadas entre los tipos de intervención que se han valorado, por lo que podríamos decir que conocemos poco acerca de su eficacia.

 

Lectura y motivación

21 Oct

La lectura es el aprendizaje escolar que más se suele asociar con la motivación. Quizá esto se deba a que leer es una alternativa frecuente para el tiempo de ocio. Seguro que hay quienes disfrutan en su tiempo libre realizando cálculos, haciendo genealogías de faraones o emperadores romanos, clasificando minerales, formulando compuestos químicos o analizando sintácticamente oraciones subordinadas. Pero esas prácticas son minoritarias.

A lo mejor es por eso por lo que oímos hablar de motivación para la lectura, pero no de motivación para el cálculo, la formulación, o el análisis sintáctico. Creo que la motivación sigue siendo una parte importante del plan lector de muchos centros escolares y el mismísimo MInisterio de Educación realiza planes de fomento de la lectura: este año finaliza el plan Leer te da vidas extra, para el que en 2017 se presupuestaron 7,2 millones de euros.

El propósito de esta entrada es proporcionar algunos datos sobre la relación entre lectura y comprensión a partir de los datos de las relaciones entre motivación y rendimiento en lectura, a partir de un meta-análisis publicado por un equipo de la Universidad de Texas en Austin, liderado por Jessica Toste.

El meta-análisis se titula A meta-analytic review of the relations between motivation and reading achievement for K–12 students y analiza los resultados de 132 artículos de investigación sobre el tema.

La relación entre motivación y rendimiento en lectura que se encuentra es r = 0.22, que los autores consideran moderada. Dicho de otra manera, los resultados de las pruebas de motivación y los resultados de las pruebas de lectura se superponen casi un 5%.

La magnitud de esta relación está influida por la forma en que se mida la motivación, pero no por el tipo de pruebas de lectura o por la edad de los alumnos evaluados o por tratarse de alumnado con o sin trastornos de aprendizaje como la dislexia. Las medidas generales de motivación intrínseca producen una relación de 0.32, mayor que la de las creencias sobre uno mismo o la lectura (0.27), la disposición, actitud o interés (0.17), o la orientación hacia metas (0.05).

Cuando las medidas se toman en momentos separados en el tiempo, la relación entre el rendimiento en lectura y la motivación futura (0.15) es mayor que la relación entre la motivación y el rendimiento lector futuro (0.06).

Aunque los resultados sean poco espectaculares, resultan bastante interesantes. La motivación para la lectura tiene cabida en los planes de lectura de los centros escolares, pero su discreta relación con el nivel de lectura hace pensar que no debería tener el papel protagonista. Además, parece que alcanzar un buen rendimiento en lectura en los cursos iniciales podría ser una forma de desarrollar la motivación, pero esto es solo una hipótesis que habría que comprobar, ya que este meta-análisis establece relaciones, pero eso no significa que sean de causa efecto, porque no se trata de estudios experimentales en los que se haya intervenido para mejorar la motivación y comprobar qué sucede posteriormente.

 

Hábitos de lectura y compra de libros en España

24 Abr

El pasado mes de enero se publicó el informe de resultados del barómetro Hábitos de lectura y compra de libros en España 2018. Este documento es un encargo de la Federación de Gremios de Editores de España y está realizado por Conecta Research & Consulting.

El estudio que se presenta en el informe se ha realizado mediante encuestas telefónicas, con una muestra de 5004 personas de todas las comunidades autónomas españolas. En el caso de menores de 10 años, la encuesta se realizó a alguno de sus padres.

Resultados

Algunos de los datos que nos proporciona esta encuesta son que, de los mayores de 14 años:

  • El 96,1% lee al menos una vez al trimestre en cualquier tipo de soporte. Esta proporción ha aumentado progresivamente desde 2008, cuando afirmó hacerlo el 90,1%.

  • El material que más leen son los periódicos (73,9%), seguido por libros (67,2%), webs, blogs y foros (56,4%), redes sociales (55,5%), revistas (34,9%) y cómics (9,3%). Hay un incremento en la lectura de libros, webs, blogs y foros, mientras que desciende el uso de periódicos, revistas y cómics. Sobre redes sociales solo hay datos anteriores desde 2017. Las mujeres leen más libros y revistas que los hombres, mientras que los hombres hacen más uso de periódicos, webs, blogs y foros y cómics.
  • El 61,8% de los encuestados lee libros en su tiempo libre. La mayor proporción de este tipo de lectores se encuentra en Madrid (72,8%), Navarra (66,7%), País Vasco (63,7%) y La Rioja (63,6%). La menor en Extremadura (52,2%), Canarias (56,7%), Andalucía (56,8%) y Castilla y León (57,9%).
  • Lo más leído son los libros literarios (72,5%), especialmente, novelas y cuentos (68,2%), seguido, a gran distancia por los libros de humanidades y ciencias sociales (13,7%). El resto de géneros o temas está por debajo del 4%. Se trata, mayoritariamente, de libros en español (90,3%), aunque también hay un 5,5% de lectura en catalán.
  • El 78,4% de los encuestados utiliza (no necesariamente de forma exclusiva) la lectura en soporte digital. Su uso más extendido es la lectura de webs, blogs o foros o de redes sociales, pero también se emplea para la lectura de periódicos (46,3%), libros (28,7%) y revistas (6%). El 48,9% utiliza el ordenador, el 31,4% el móvil, cuyo uso se ha incrementado notablemente, el 27,9% una tablet y el 10,8% lector electrónico.
  • En el caso de menores de 6 años, el 75,4% de los padres afirma que alguien de la familia les lee. El 85,2% de encuestados creen que sus hijos de entre 6 y 9 años leen libros que no son de texto. Entre los 10 y los 18 años, el 100% de los consultados afirma leer. Entre los 10 y los 14, el 70,8% se considera lector frecuente, mientras que entre los 15 y los 18 ese porcentaje desciende al 44,7%.. En este segundo grupo de edad aumenta la lectura de webs, blogs y foros, de redes sociales, y de periódicos, disminuye la lectura de libro infantil y juvenil y aumenta la de literatura.
  • Entre los 10 y los 13 años, las obras más leídas son colecciones: El diario de Gregg, Futbolísimos, Harry Potter, Gerónimo Stilton y El diario de Nikki.

 

Mejorar la autoeficacia lectora. Un meta-análisis

24 Oct

La autoeficacia es el conjunto de creencias en la propia capacidad para organizar y ejecutar las acciones necesarias para manejar las situaciones futuras. La autoeficacia lectora es, por tanto, la percepción que una persona tiene de su competencia o habilidad para realizar con éxito tareas de lectura. No es fácil distinguir la autoeficacia del autoconcepto. La principal diferencia es que el autoconepto es más general, mientras que la autoeficacia se relaciona con un dominio específico.

Se suele considerar que la autoeficacia es un precursor del autoconcepto. También está muy relacionada con la motivación para el aprendizaje, la autorregulación y la ejecución de actividades de lectura. Según la teoría cognitivo social de Bandura, la autoeficacia se podría mejorar de cuatro formas:

  1. Experiencias de dominio, por ejemplo el aprendizaje y práctica de estrategias.
  2. Experiencias vicarias, como el modelado (observar cómo el profesor aplica una estrategia para resolver una dificultad).
  3. Persuasión verbal y social, que incluiría la información que el profesor da a los alumnos sobre su rendimiento cuando aplican las estrategias.
  4. Estados emocionales y fisiológicos, creando situaciones en las que la lectura se pueda trabajar sin ansiedad.

El meta-análisis

Un grupo de seis investigadores estadounidenses ha realizado un meta-análisis sobre los resultados de las intervenciones para mejorar la autoeficacia lectora. Localizaron 30 publicaciones sobre el tema.

Las intervenciones empleadas para mejorar la autoeficacia lectora en esos estudios fueron: lectura silenciosa sostenida (SSR), READ 180, enseñanza recíproca, concept mapping, enseñanza lectora orientada a los conceptos (CORI), combinaciones de estrategias de lectura y comprensión, información sobre el rendimiento y autorregulación.

12 estudios compararon el efecto de la intervención sobre la autoeficacia lectora con las modificaciones que se producían en un grupo de control (grupo de alumnos que no recibía el tratamiento). En estos se encontró un efecto significativo pero pequeño (0,24). En 12 estudios se utilizó un grupo de comparación, que es como llaman los autores a un control activo (grupo de alumnos que recibía una intervención útil para mejorar la autoeficacia lectora). Contrariamente a lo previsible, en este caso, el efecto fue 0,44. En tercer lugar, siete estudios comparaban el nivel de autoeficacia antes y después de la intervención, sin que hubiera grupo de control. En este caso, el efecto fue 0,36.

En los estudios con grupo de control y diseños de antes-después, el uso de experiencias vicarias produjo un efecto significativamente mayor que el de intervenciones en las que no estaba presente. En los estudios con grupo de comparación se observó que la única intervención en la que no se trabajaban las experiencias de dominio obtuvo un resultado significativamente mejor que aquellas en las que sí se hacía. No obstante, se trata de un estudio con un resultado atípicamente alto.

La cantidad de fuentes empleadas para mejorar la autoeficacia parece tener un efecto positivo. Los estudios en los que se emplearon las experiencias de dominio, experiencias vicarias y la persuasión verbal y social obtuvieron mejores resultados que aquellos en los que se utilizaron solo una o dos de estas fuentes.

Promoción de la lectura: ¿sabemos si es útil?

14 Mar

Tengo la impresión de que, en muchos centros educativos, los planes de lectura incluyen, fundamentalmente, actuaciones de promoción de la lectura. A veces los planes institucionales también se basan en la promoción, desarrollando campañas para el fomento de la lectura que pueden llegar a ser caras si incluyen anuncios en los medios de comunicación.

Por otra parte, es difícil encontrar investigaciones sobre la eficacia de estas alternativas, así que resulta interesante conocer el trabajo que han publicado Gemma Lluch y Sandra Sánchez-García, titulado La promoción de la lectura: un análisis crítico de los artículos de investigación.

En él, las autoras revisan 61 artículos publicados entre 2000 y 2015 en revistas académicas o científicas. Algunos de los datos que obtienen de esta revisión son:

  • El 8o% de los artículos localizados estaba publicado después de 2009 (el 73% a partir de 2012), lo que indica que la preocupación por la eficacia de los programas de promoción de la lectura es bastante reciente.
  • El 51% de los trabajos analizados se publicó en revistas de biblioteconomía. El resto, en revistas de psicología (15%), educación (10%), literatura (7%), comunicación, pediatría o humanidades.
  • Los programas de fomento de la lectura son utilizados en la escuela (29%), bibliotecas públicas (23%), la universidad (11%), los servicios de pediatría (9%) e internet (7%).

El texto comenta los trabajos revisados según distintos aspectos, pero no indica qué resultados se obtuvieron o de qué forma se calcularon. Sí que parece que entre estos 61 artículos hay algunos que son meramente descriptivos, otros evalúan la aplicación del programa (si se llevaron a cabo las acciones previstas), la satisfacción de los usuarios o de los aplicadores y algunos tratan de averiguar los efectos del programa en el hábito lector o en la comprensión. Entre estos últimos, Lluch y Sánchez-García destacan la evaluación del Plan nacional de lectura de Portugal.

En sus conclusiones, las autoras destacan que la literatura sobre promoción lectora tienen un enfoque más bien práctico, se centra excesivamente en lo lúdico y lo estético, dedicando más esfuerzo a diseñar y descibir las acciones de los planes que a su análisis. Los resultados que muestran las acciones de promoción de la lectura son limitados, probablemente por la dificultad de evaluar la modificación de los hábitos de lectura o la mejora del nivel de lectura.

Plan de fomento de la lectura 2017-2020

10 May

El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España ha presentado su plan de lectura 2017-2020 y es una buena oportunidad para realizar un breve análisis, especialmente, de la línea dedicada a educación. Hay que tener en cuenta que el plan no se centra en el sistema escolar, sino que abarca también otros ámbitos como bibliotecas o el sector editorial.

El lema

El primer plan nacional de lectura, que se presentó en 2001 tenía como lema «leer te da más», en la edición de 2005, el lema era «si tú lees ell@s leen» (curiosamente, con esa arroba, que no tenemos muy claro cómo se lee). La edición actual presenta un lema que tiene una versión redactada: «leer te da vidas extra» y otras más icónicas, como la que aparece en el cartel de la parte superior izquierda de la foto.

Desarrollo de las competencias lectoras

El plan tiene cinco principios rectores y el segundo es el desarrollo de las competencias o habilidades lectoras. También nos resulta interesante el primer principio, sobre la lectura como ejercicio activo, que se enuncia así:

En ocasiones, la lectura se ha concebido de una manera restrictiva, retratándola como una actividad de carácter pasivo, reducida a la mera recepción de información, sin otra finalidad que colmar nuestro tiempo de ocio. El presente Plan, por el contrario, parte de la convicción de que el placer de la lectura no está reñido con el potencial de transformación que esconden los libros. Dicho con otras palabras, pretende subrayar la naturaleza activa de la lectura a la hora de transformar la información en conocimiento.

Evaluación

Al parecer, desde 2007, la ley establece que los planes de lectura deben contener las medidas de evaluación y seguimiento que permitan valorar los logros alcanzados e introducir mejoras. Una referencia para este plan es la encuesta de hábitos y prácticas culturales en España. Sin embargo, en la encuesta se pregunta por los hábitos lectores de los mayores de 15 años, así que el plan ha preferido contar con otros indicadores como el número de medidas puestas en marcha, el número de entidades implicadas o el presupuesto.

Difícilmente se podrá tener información sobre si se está creando un hábito lector entre el alumnado o si se está desarrollando la competencia lectora con este tipo de mediciones.

El plan

El plan tiene seis áreas que son:

  1. Promoción de la lectura
  2. Educación y formación
  3. Bibliotecas
  4. Sector del libro
  5. Propiedad intelectual
  6. Estadísticas y estudios.

Cada una de estas áreas se desarrolla en distintos puntos.

La promoción de la lectura

Además de una promoción general de la lectura, uno de los puntos de esta área es la campaña de promoción de la lectura entre la población infantil y juvenil. Este punto propone acciones de promoción de la lectura fuera de los centros escolares, proyectos de colaboración con entidades especializadas, elaboración de materiales y recursos para familias y mediadores y acciones de fomento de la lectura en entornos digitales frecuentados por jóvenes.

Educación y formación

Uno de los puntos del plan que más se ha mencionado en los medios de comunicación es el establecimiento de una hora de lectura diaria en los centros educativos. En realidad el plan establece que esto ser realizará en los centros que se encuentran en el territorio gestionado por el Ministerio de Educación, es decir, en Ceuta y Melilla. Es cierto que la normativa que establece el ministerio suele ser tomada como modelo por las comunidades autónomas.

Por otra parte, la propuesta, heredera de los programas de lectura extensiva anglosajones, será realizada en horario no lectivo, pero no detalla quién la supervisará o qué carácter tendrá (¿voluntaria?, ¿lectura libre?, ¿lectura guiada?)

Otras medidas que apunta el plan son:

  • Desarrollo de la normativa básica sobre lectura.
  • Organización de jornadas y cursos para docentes.
  • Elaboración de recursos y materiales didácticos para docentes.
  • Difusión de buenas prácticas (sobre bibliotecas escolares).
  • Mejora de las bibliotecas escolares.
  • Convocatoria de proyectos de buenas prácticas, premios y concursos (sobre el fomento de la lectura en centros escolares).
  • Puesta en marcha de proyectos de iniciación precoz a la lectura (¿?).
  • Programas de prevención y detección de dificultades de aprendizaje de la lectura.
  • Creación y difusión de recursos didácticos para mejorar la comprensión lectora.
  • Otras acciones de fomento de la lectura.

El plan está abierto a sugerencias, que se pueden realizar a través de un formulario online. Finalmente, la web del plan ofrece una página de recursos con numerosos enlaces a sitios de interés para lectores, familias, bibliotecas o docentes. Entre esos recursos no se encuentra este blog.

¿Y dónde está el plan?

Mientras preparaba la entrada creía que la web que estaba consultando era un resumen o presentación del plan, breve y ágil de leer y que después tendría que enfrentarme a un documento más extenso y técnico que estaría en el enlace «descarga el plan«. Mi sorpresa ha sido que este documento, de 64 páginas, contiene básicamente la información que aparece en la web. Quizá algo más, como la especificación de los encargados de las acciones, pero ¿recursos, plazos, metas, relación entre medidas y criterios de evaluación?

Valoración

El plan de fomento de la lectura es básicamente una colección poco articulada de propuestas o una exposición de buenas intenciones. Seguramente, muchas de ellas saldrán adelante porque son actuaciones que ya se están realizando en la actualidad. De hecho, el plan habla de seis medidas nuevas. En el ámbito educativo la única novedad es la propuesta de una hora diaria de lectura en horario no lectivo, en principio, restringida a Ceuta y Melilla, pero con la intención de extenderla a otras comunidades.

¿Será peligrosa la lectura fácil?

10 Feb

Hace unos  días, en mis clases del MIEP, tuvimos una sesión sobre lectura fácil a la que acudieron Marcela Vega, de la empresa Calícrates y Begoña Echeverría del Club de Lectura Fácil de Pamplona. Tras situar la lectura fácil dentro de la corriente del diseño universal nos presentaron algunos de sus trabajos, especialmente la actividad del Club de Lectura Fácil de Pamplona.

Para algunos de los alumnos, aquello era su primer contacto con este concepto y entre las dudas y cuestiones que surgieron hubo una que se repitió en varias ocasiones a lo largo de la tarde. Más o menos, podría formularse así: «si ofrecemos a los alumnos materiales de lectura fácil, es posible que se acostumbren y no hagan el esfuerzo necesario para leer los textos originales».

Lo habitual en este blog sería ofrecer datos acerca de esta cuestión. Pero no va a ser así, ya que entramos en un campo en el que no hay investigación, así que esta entrada será de opinión.

Delos sos oios tan fuerte mientre lorando

Tornaua la cabeça y estaua los catando; vio puertas abiertas y uços sin cannados, alcandaras uazias sin pielles y sin mantos.

Esto que aparece aquí es el comienzo del Cantar de Mío Cid, algo arreglado, porque el texto original emplea letras que actualmente no se utilizan en el español. Muchos hemos leído textos de este tipo en el colegio, en versiones modernizadas: «de los sus ojos tan fuertemente llorando, tornaba la cabeza y estábalos catando. Vio puertas abiertas y postigos sin candados, alcándaras vacías, sin pieles y sin mantos».

También existen versiones adaptadas en las que, además de modernizar el vocabulario, se simplifica la expresión y se resume el contenido. Estas versiones adaptadas son criticadas por algunas personas, pero podríamos ponernos de acuerdo en que al que le guste una versión adaptada puede interesarse por la original, mientras que si hay alumnos que no comprenden o no disfrutan con el texto adaptado, difícilmente lo harían con el original.

Tener claro el objetivo

En la escuela se puede leer con distintos objetivos. Tres posibilidades serían: aprender contenidos, mejorar la habilidad de lectura, crear interés por la lectura.

Si el objetivo es aprender contenidos, lo más razonable es que estén expuestos con la mayor claridad posible y que las complicaciones del texto no sean un obstáculo para su aprendizaje.

Si pretendemos mejorar la habilidad de lectura enseñando o practicando la construcción de inferencias, la síntesis, la metacognición u otras estrategias, el texto debería tener cierta complejidad, de modo que permita la práctica de esas estrategias, aunque, si resulta incomprensible para los alumnos, no se podrá alcanzar el objetivo de mejorar la habilidad lectora.

En tercer lugar, si tratamos de crear interés por la lectura, habrá que ofrecer textos que sean relevantes, atractivos, que se presenten adecuadamente, que los alumnos puedan comentar entre ellos. En este caso, la variedad y la posibilidad de elegir hacen que los alumnos puedan ir encontrando los textos que les gustan.

Una vez que somos conscientes de que se trabajan distintos objetivos, podemos pensar que la lectura fácil no es el material más adecuado para que un lector hábil practique estrategias avanzadas de comprensión, pero puede servir para que los lectores con más dificultades practiquen las estrategias básicas y, sobre todo, para que puedan aprender los contenidos escolares. Sobre esto, espero tener dentro de poco los primeros resultados de una investigación en la que comparamos lo que los alumnos recuerdan tras la lectura de un texto extraído de un libro de escolar o de su versión en lectura fácil.

Respecto a las posibilidades de elegir el material, puede existir el recelo de que los alumnos buscarán siempre lo más sencillo para tratar de acabar sus actividades lo más rápidamente posible. Nuevamente, habría que distinguir cuál es el objetivo de lectura. Por ejemplo, si se trata de informarse o de aprender, el material será adecuado según si contiene o no la información necesaria. Por ejemplo, los materiales didácticos de lectura fácil que hemos elaborado en el MIEP siempre tenían más información que la que se exigía en el currículo. El objetivo es leer o entretenerse con la lectura, cualquier material de lectura que le guste al alumno será adecuado.

Hay otros objetivos en los que la lectura fácil puede ser inadecuada, como practicar estrategias de comprensión para dar el significado adecuado a expresiones ambiguas, inferir el significado de palabras poco frecuentes o familiarizarse con estructuras sintácticas complejas. Otro ejemplo sería conocer el original de una obra literaria.