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El modelo DRIVE: haciendo accesible la complejidad de la lectura

12 Feb

Las investigadores Kelly Cartwright y Nell Duke han publicado en la revista The reading teacher un artículo que presenta el modelo de lectura DRIVE (Deploying Reading In Varied Environments). En este modelo se emplea la metáfora de que leer es conducir: los lectores, como los conductores, realizan una actividad cotidiana, con un carácter estratégico y activo, en la que se despliegan diferentes procesos para alcanzar destinos de distintas formas y en condiciones variables.

Las autoras critican los modelos de lectura sencillos, como la concepción simple de la lectura porque, a pesar de que son fáciles de comprender, llevan a decisiones políticas o didácticas que también son bastante simples. El modelo DRIVE es un modelo de cómo se lee. No trata de explicar cómo se aprende a leer. Tampoco es un modelo instructivos, es decir, no considera que todos sus componentes deban ser enseñados y trabajados con los alumnos.

Modelo DRIVE. Imagen enlazada de The reading Teacher.

Características principales

Las características fundamentales del modelo son:

  • El lector es activo: los lectores despliegan un conjunto extenso de procesos utilizando sus funciones ejecutivas (memoria de trabajo, inhibición y flexibilidad). Con estas dirigen sus pensamientos, emociones y comportamientos para alcanzar sus objetivos.
  • Hay muchas variables que contribuyen a la lectura: descodificación, uso de estrategias de comprensión, estado de ánimo, características del texto… El modelo incorpora aquellas que han mostrado tener una relación causal con la lectura (no de un texto concreto, sino en general) en estudios experimentales, cuasi-experimentales o predictivos.
  • El modelo da un papel importante al propósito de la lectura y al texto. La lectura no se realiza de un modo teórico o en el vacío. Se lee algo para algo.
  • El modelo incluye factores cognitivos y socioculturales. Se intenta aunar dos familias de modelos: las que explican la lectura a partir de lo que sucede en el lector y las que tratan de explicarla a partir de su entorno sociocultural.
  • El modelo permite interacciones entre las variables que influyen en la lectura.

Las analogías

El modelo se basa en la metáfora de que leer es conducir un coche, que se desarrolla en una serie de analogías:

El propósito de la lectura es el destino

Los textos son carreteras

  • Los tipos de textos son tipos de carreteras.
  • La estructura de los textos son las características de la vía (carriles, rotondas, cruces, semáforos…).
  • Las señales de la organización de los textos (títulos, subtítulos, cuadros, conectores…) son las señales de tráfico.
  • Otras características del texto (vocabulario, cohesión, ilustraciones) son otras características de la carretera (baches, bandas sonoras, placas de hielo).
  • El contenido del texto es la ruta.
  • El número de textos es el número de carriles, de modo que consultar el integrar el contenido de varios textos es conducir cambiando de carril.

El lector es el conductor y el lector es el vehículo

  • Los conocimientos sobre la lectura, los textos y los materiales impresos son los conocimientos sobre el funcionamiento del coche y del tráfico.
  • La motivación y el interés son el encendido y el combustible.
  • Los conocimientos de descodificación y reconocimiento de palabras son las ruedas.
  • Las estrategias de descodificación y reconocimiento de palabras son los neumáticos.
  • Las habilidades fonológicas son la huella de los neumáticos.
  • La fluidez lectora son los ejes.
  • El vocabulario y el conocimiento morfológico son los amortiguadores y los parachoques.
  • El conocimiento sintáctico es el chasis.
  • El conocimiento sobre el discurso son los asientos.
  • El conocimiento sobre la estructura de los textos es el conocimiento del estado del tráfico.
  • El conocimiento sobre el contenido es el conocimiento de la ruta.
  • El estado emocional del lector es el estado emocional del conductor.
  • La lectura crítica son las opiniones e indicaciones sobre rutas.
  • La supervisión de la comprensión es el cuadro de indicadores.
  • El lector estratégico es el conductor estratégico.
  • Las funciones ejecutivas se relacionan con el conductor multitarea.

El contexto de la lectura es el contexto de la conducción

  • El contexto anterior y el contexto inmediato son los retrovisores y los faros.
  • Las condiciones de lectura son las condiciones climáticas.
  • El marco de la lectura es el paisaje.
  • La cultura de la lectura son las normas de tráfico.
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Comprensión de metáforas

31 Oct

Por si no lo sabían, soy un mago poderoso. Un mago de verdad, no un ilusionista que con sus habilidades hace parecer que tiene poderes sobrenaturales. Entre mis poderes están la telepatía, la capacidad de modificar la voluntad de las personas y el poder de transformar las cosas.

No es ninguna broma. Realmente tengo esos poderes y lo puedo demostrar. Por ejemplo, estoy pensando en velas, fíjate en las dos velas que hay en la parte inferior izquierda de la imagen, ¿o son tres velas?, no lo tengo claro.

Si ahora sabes que estoy pensando en velas, creo que he demostrado el poder de la telepatía. Yo pensaba en algo y he conseguido transmitirlo a través del espacio y del tiempo. También he modificado tu voluntad: te he hecho mirar las velas de la parte inferior izquierda de la escena. No creo que uno de tus planes para hoy fuera ponerte a contar velas.

Aunque no es lo que mejor se me da, creo que también tengo el poder de la adivinación. ¿Estás pensando algo como «eso también lo hago yo»? He dicho que soy un mago poderoso, pero no he negado que tú también lo seas. El uso del lenguaje nos proporciona grandes poderes, pero como casi todo el mundo los tiene, dejan de ser extraordinarios.

El tercer poder, el de las transformaciones, es el que se relaciona con las metáforas. Las metáforas tienen una estructura de A es B y eso me permite entender A en términos de B. Por ejemplo ahora estoy diciendo que el lenguaje es magia y eso hace que vea el lenguaje de otra forma, lo he transformado. Estas transformaciones son bastante más frecuentes de lo que creemos. Hace unos minutos, leyendo un periódico me daba cuenta de que últimamente hemos transformado los conciertos en una guerra. Últimamente, además de tocar, cantar o disfrutar con la música, los artistas vencen y conquistan y el público se rinde y cae a sus pies.

Una revisión

Espero que esta larga introducción sirva para crear interés por lo que viene a continuación, que es el resumen de una revisión sobre el estado actual del estudio de la comprensión de metáforas, un tema sobre el que muchas veces se pasa de puntillas o directamente se ignora considerando que las metáforas son meros adornos del lenguaje que se emplean en algunos textos líricos.

La revisión, realizada por Keith Holyoak y Dušan Stamenkovic, se centra en las teorías de tipo semántico que se han desarrollado para explicar la comprensión de metáforas. Estos autores consideran que la metáfora es una identificación entre dos términos, el objetivo (tenor o tema) y la fuente (vehículo, base o foco). Por ejemplo, en «la memoria es mi cárcel», «memoria» es el objetivo y «cárcel» es la fuente. El fondo (correspondencias) de la metáfora serían las similitudes que pueda haber entre el objetivo y la fuente, como que me pase el día recordando sucesos, con una sensación desagradable y sin poder dejar de hacerlo.

Tres teorías

Según esta revisión, existen tres teorías psicolingüísitcas que han tratado de explicar la comprensión de metáforas que son:

  1. La explicación analógica. Según esta teoría, la metáfora es el establecimiento de similitudes entre dos elementos (objetivo y fuente) que pertenecen a campos distintos, incluso la creación de correspondencias entre los campos o dominios a los que pertenecen los elementos. Esta postura se remonta hasta Aristóteles y comenzó a investigarse a principios de los años 80. Al terminar esa década ya existía una simulación informática de cómo se establecían correspondencias entre las informaciones relacionadas con los conceptos que forman parte de la metáfora. El pensamiento analógico se utilizaría para comprender las metáforas novedosas, pero si estas se encuentran de forma repetida, su significado se iría convencionalizando y pasaría a formar parte del significado de la fuente. Por ejemplo utilizar la palabra «frío» para referirse al carácter de una persona es algo tan común, que este uso está recogido en los diccionarios.
  2. La categorización. Estos modelos consideran que la metáfora es una forma de categorización. La forma sintáctica de muchas metáforas es la misma que la de expresiones de categorización. Por ejemplo «ser cocinero es una cárcel» tiene la misma forma que «ser cocinero es una profesión». Al igual que en los enunciados de categorización, muchas metáforas no pueden se invertirse (no tiene sentido decir «una cárcel es ser cocinero» a no ser que se interprete como una forma de decir «ser cocinero es una cárcel»). En cambio hay una diferencia: las metáforas se pueden transformar en símiles («ser cocinero es como una cárcel»), mientras que las categorizaciones se resienten con ese cambio («ser cocinero es como una profesión»). Se ha estudiado cómo, al menos en inglés, la mayor parte de las metáforas pierde su significado si se inverten sus términos. El mecanismo por el que comprenderíamos las metáforas sería el de la combinación conceptual, por el que atribuimos características destacadas de la fuente al objetivo, de una forma parecida a cuando establecemos combinaciones nominales como «pez cactus».
    Los modelos de categorización también han sido simulados informáticamente, mediante redes semánticas como las de análisis semántico latente o Word2vec. Estas redes representan cada palabra o concepto mediante la fuerza de su asociación con otras palabras calculando un vector. El vector también se puede calcular de los dos términos de la metáfora o de la oración metafórica y estaría formado por las palabras más asociadas a ese conjunto. Esto permite explicar la interpretación de metáforas predicativas («como las flores bailaban en la tormenta») que anteriormente no encajaban bien en los modelos de categorización.
  3. La cartografía (mapping) conceptual. Las dos teorías anteriores provienen de la psicología, mientras que esta tiene su origen en la lingüística y también es conocida como teoría de la metáfora conceptual. Su postura es que la metáfora es un recurso muy habitual en el pensamiento humano y que se emplea extensamente en el lenguaje, afectando a dominios completos. Por ejemplo, es habitual que entendemos las relaciones amorosas como un viaje o recorrido que se comienza, avanza, se detiene, da vueltas, termina, se bifurca… También entendemos los razonamientos como estructuras que se fundamentan, son fuertes o débiles, se desmoronan o desmontan… Esto se relaciona con la «corporización», modelos que explican que la comprensión de los conceptos está relacionadas con nuestras experiencias físicas y sensoriales. La cartografía conceptual se centra en las metáforas convencionalizadas y, para algunos, es una forma de la teoría analógica.

 Más similitudes que diferencias

Puede dar la impresión de que las tres teorías que se han mencionado son muy parecidas entre sí, especialmente la explicación analógica y la de la categorización. Lo cierto es que ambas asumen que en las metáforas se realiza algún tipo de comparación y esta comparación es direccional: el objetivo se entiende en términos de la fuente y si se hace al revés, la metáfora deja de ser comprensible o su significado cambia. Los datos experimentales favorecen a la teoría de la categorización cuando se trata de metáforas nominales, pero en otros tipos de metáforas parece que intervienen procesos de tipo analógico.

Holyoak y Stamenkovic recomiendan que el estudio de la comprensión de metáforas continúe con teorías o modelos eclécticos que combinen los modelos analógicos y los de categorización.