El uso de imágenes en los textos es muy variado: podemos encontrar desde artículos, ensayos, noticias breves, avisos… que no tienen ni una sola imagen hasta infografías, cómics, libros infantiles, anuncios, carteles… en los que lo que escasea es el texto. Las ilustraciones pueden servir para decorar o hacer atractivo el texto, pero frecuentemente son informativas: aportan información complementaria a la del texto o sirven para reforzar o aclarar el contenido del texto. Claro que, en un texto mal editado, las ilustraciones pueden ser incongruentes o contradictorias con la información escrita.
Un meta-análisis reciente (Guo et al., 2020) de 36 investigaciones sobre la influencia de las ilustraciones en la comprensión clasifica las ilustraciones en tres tipos que he traducido como imágenes, diagramas y diagramas de flujo. Siguiendo el refrán de que una imagen vale más que mil palabras, estos son los ejemplos que incluyen de los tres tipos de ilustraciones.
Los resultados indican que incluir imágenes en los textos tiene un efecto positivo moderado sobre la comprensión, con un tamaño del efecto de 0,39. Este efecto positivo se apreció en alumnado de Educación Primaria, Secundaria y en adultos.
Los textos con imágenes se comprendían mejor que los textos con ilustraciones mixtas. Por otra parte, no se encontraron diferencias significativas entre el efecto de imágenes, diagramas y diagramas de flujo. Estos cálculos se hicieron tras haber controlado estadísticamente la asociación entre ilustración y tipo de texto ya que el uso de imágenes estaba significativamente asociado a los textos narrativos, que posiblemente son más fáciles de comprender.
Parece, por tanto, que tenemos un recurso para hacer textos más comprensibles o accesibles: incluir ilustraciones pertinentes.