El número 5 del Boletín Alumni CPAL publica un breve artículo mío sobre educación basada en evidencias en las páginas 12 y 13. Como el boletín se publica en internet, en formato flash y eso da problemas a algunos navegadores, copio aquí el texto.
LA EDUCACIÓN BASADA EN EVIDENCIAS
La idea fundamental de la educación basada en evidencias es que cuando hay que elegir entre varios métodos o estrategias educativas convendría seleccionar el que estuviese mejor respaldado por la investigación.
Hacer eso para cada ejercicio, actividad, o explicación en la clase sería paralizante, pero en educación se toman decisiones más generales como el método de enseñanza de la lectura, los programas para la atención al alumnado con trastornos o dificultades de aprendizaje, la posible adopción de un programa innovador que promete resultados extraordinarios, o el enfoque para la enseñanza de idiomas.
Ante una decisión de ese calado sería necesario preguntarse si se ha hecho una comprobación de la eficacia del programa que se pretende incorporar y si se han obtenido resultados positivos. Pero eso no es suficiente, sino que también es importante valorar si la comprobación que se ha realizado es de calidad. No todas las evidencias tienen el mismo valor, por eso es común distinguir niveles de evidencia, entre los que se encontrarían, de menor a mayor: la intuición, las recomendaciones de expertos, el consenso entre expertos, los estudios sin grupo de control, los estudios con grupo de control y los meta-análisis de estudios de alta calidad. La calidad de los estudios se mide a partir de características como el tamaño de la muestra, la fiabilidad de las pruebas de evaluación o la manera de formar los grupos experimentales o de control.
Actualmente resulta muy difícil plantear una educación basada en evidencias por distintos motivos. El principal es, desafortunadamente, la dificultad para encontrar evidencias. Existen organismos o agencias como What Works Clearinghouse o Best Evidence Encyclopedia que revisan y sintetizan la investigación educativa y producen informes y guías de práctica para los profesores y responsables de la educación. Sin embargo, esos organismos se centran en los métodos y programas que se emplean en los países de habla inglesa. No conozco la existencia de ninguna institución similar para los países hispanoamericanos.
Otros motivos están más relacionados con el profesorado y tienen que ver con la poca costumbre de leer o consultar publicaciones científicas sobre educación y con la falta de formación científica para interpretar los resultados de la investigación. Aunque, desde otro punto de vista, se podría interpretar que los investigadores suelen trabajar con temas que el profesorado considera poco relevantes y su forma de comunicar los resultados de su trabajo se dirige más a otros investigadores que a las personas que están trabajando directamente en los centros escolares.
Por último, muchas veces se puede encontrar una actitud de sospecha ante los intentos de valorar o medir los efectos de las prácticas educativas, basada en la idea de que la educación es algo intangible, más cercano al arte que a la ciencia y que produce muchos efectos que no son posibles de medir.
En la actualidad, en hispanoamérica, la educación basada en evidencias, está más representada en blogs y redes sociales que en documentos oficiales o académicos. Algunos blogs que tratan estos temas podrían ser Comprensión Lectora Basada en Evidencias (clbe.wordpress.com), Si tú Supieras (situsupierass.wordpress.com), Cuaderno de Campo (blog.enguita.info) o El McGuffin Educativo (mcguffineducativo.blogspot.com.es).
Curiosamente, este tipo de iniciativas suele compartir el objetivo de frenar la difusión de prácticas educativas supuestamente innovadoras pero que no han mostrado producir ningún beneficio o que, en algunas ocasiones, han sido desacreditadas por la investigación pero resultan muy populares en educación.