
Nuria Gutiérrez. Foto enlazada de Researchgate
Recientemente presenté en el blog el libro Modelo de respuesta a la intervención, coordinado por Juan E. Jiménez. En esta ocasión, quiero presentar algunas ideas del capítulo 3, escrito por Nuria Gutiérrez y el propio Juan E. Jiménez. Este capítulo trata sobre la lectura y sus dificultades de aprendizaje y me pareció interesantísima la sección 3.5, sobre detección e intervención tempranas. El libro es fácil de encontrar en tiendas y bibliotecas, incluso se puede adquirir en formato electrónico, así que quien quiera puede leer este punto (y otros). Yo me voy a limitar a destacar algunas ideas. No todas ellas son directamente de los autores; a veces están haciendo referencias a otros trabajos, pero no lo voy a señalar aquí.
- El aprendizaje de la lectura requiere del dominio de diferentes habilidades, que a su vez precisan la especialización de los circuito neuronales implicados en ellas.
- Investigaciones recientes demuestran que las habilidades lectoras se benefician de la práctica y la estimulación tempranas, siendo más fácil crear conexiones entre los sistemas funcionales del cerebro para el lenguaje oral y la lectoescritura alrededor de los 6 años.
- Antes de la edad de 5 años y de comenzar la lectura formal, se debería estimular a los niños con actividades apropiadas para su nivel de desarrollo, que faciliten la lectura posterior.
- La intervención temprana en las habilidades lectoras está justificada desde un punto de vista cerebral, cognitivo y conductual. Ofrecer una intervención basada en la evidencia científica de forma temprana facilita el desarrollo de los sistemas neuronales que subyacen a la lectura experta.
- La estimulación temprana mediante las actividades adecuadas, especialmente para los niños con perfil de riesgo de presentar dificultades lectoras, es más beneficiosa que simplemente esperar a que las estructuras cerebrales maduren sin realizar ningún tipo de estimulación.
«…las habilidades lectoras se benefician de la práctica y la estimulación tempranas». De acuerdo, ¿pero no puede ser el aprendizaje de la lectoescritura la mejor estimulación temprana? Hay niños que con 4 años están muy motivados, no dejan de preguntar cómo se lee esto o aquello, comienzan a escribir… Y si consiguen aprender a leer… es muy fácil que sus padres tengan un problema con la escuela. Conozco más de un caso. ¿Por qué no aceptamos la obviedad de que hay muchos niños que leerían con 5 años si no se los frenase?
Quizá estas situaciones mejorarían si hubiera actividades alternativas para esos niños, bien organizadas. Tenemos un montón de métodos, programas, fichas o actividades para enseñar a leer y escribir. ¿Tenemos algo sistemático para los que ya han aprendido?
Lo tenemos si el método de lectoescritura va más allá de «hacer sonidos al ver un dibujo (letra)» y lo entendemos como comprender lo que se lee (desde la primera palabra) y escribir lo que se piensa.
Personalmente, una vez que aprenden a leer-y-escribir (empiezan con cuatro y terminan con cinco) continúan aprendiendo a leer y escribir.
Lo hacen con frases cortas (con y sin apoyos) y textos (con y sin apoyos) cada vez más largos y complejos. Textos con órdenes de comprensión lectora que han de cumplir, asociar frases (dos o tres) a una historia y colocarlas, encontrar errores y frases absurdas, dibujarlas,… En cuanto a la escritura confeccionan pequeños libros sobre cuentos, temas como estaciones, animales, valores, … en los que escriben sus propias
frases o textos tras hablarlo en común o escuchar una explicación sencilla.
Por supuesto, esos pequeños libros cuidan la presentación y limpieza (caligrafía), así como la decoración con técnicas plásticas y creativas.
No me extiendo más, pero es completamente sistemático.
Muchas gracias por la aportación.