Pablo Delgado, Cristina Vargas, Rakefet Ackerman y Ladislao Salmerón nos recomiendan que no nos deshagamos de los libros impresos. Esta recomendación aparece en el título de un meta-análisis que han elaborado acerca de los efectos que produce en la comprensión el medio en que se lee. El título ya nos hace pensar que la comprensión es mejor cuando se lee en papel que cuando se lee en dispositivos electrónicos, pero aún hay más información interesante.
El meta-análisis recopiló información de estudios publicados a partir de 2000 en los que personas sin dificultades cognitivas o de lectura leían de forma individual y en silencio textos similares en papel y en dispositivos electrónicos. Para que los textos fueran similares, en la versión electrónica no había enlaces y las herramientas de navegación eran mínimas.

Cuadro de Lucio Vassari, 1512
Los autores encontraron 54 estudios con estas características. En 38 las comparaciones se realizaban entre participantes que leían texto impreso y participantes que leían texto electrónico. En los otros 16 las comparaciones se realizaban entre los mismos participantes, que leían en medio impreso y electrónico.
En el primer grupo, la lectura electrónica produjo un rendimiento ligeramente menor que la lectura en papel (g = -0,21). Curiosamente, en el segundo grupo, el efecto detectado fue exactamente el mismo: -0,21.
La lectura en papel producía un rendimiento aún mayor en tareas con limitación de tiempo, cuando se leían textos informativos o una mezcla de textos informativos y narrativos. Un dato muy interesante es que había una tendencia a que la diferencia entre el rendimiento en lectura en papel y electrónica fuera mayor cuanto más recientes fueran los estudios. Esto hace pensar que la mayor práctica o familiaridad con los dispositivos electrónicos no produce una mayor habilidad para leer en ellos.
No se encontraron diferencias relacionadas con el nivel educativo de la muestra, la longitud del texto, el tipo de aparato electrónico empleado o el tipo de comprensión evaluado.
En resumen: tenemos razones para pensar que la lectura en dispositivos electrónicos es menos eficiente que la lectura en papel, en un momento en el que el uso de la lectura electrónica y su introducción en las escuelas están creciendo.
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